¿QUÉ SIENTE LA VIRGEN MARÍA CUANDO RECITAMOS EL AVEMARÍA?

 Explicación hecha por la Virgen María en una visión a la mística Santa Gertrudis La Grande:

La Virgen María recibiendo la corona de Reina de la mano de Jesús y Dios Padre

Esto le explicó:

«Hija mía, quiero que sepas que nada puede agradarme más que digas el saludo que me envió la Santísima Trinidad, y por el cual me elevó a la dignidad de Madre de Dios.

Por la palabra Ave, he aprendido que Dios me ha preservado de todo pecado y la miseria a la que ha estado sujeta la primera mujer, por Su poder.

El nombre María, que significa ‘Señora de la Luz’, muestra que Dios me ha llenado de sabiduría y luz, como una estrella brillante, para iluminar el cielo y la tierra». 

Y prosiguió, 

«Las palabras llena eres de gracia, me recuerdan que el Espíritu Santo ha derramado tantas gracias sobre mí, que puedo dar estas gracias en abundancia a aquellos que las piden a través de mí.

Cuando las personas dicen el Señor es contigo, renuevas el gozo indescriptible que fue mío cuando el Verbo Eterno se encarnó en mi seno.

Cuando dices Bendita tú eres entre todas las mujeres, alabo la divina misericordia de Dios Todopoderoso que me ha elevado a este exaltado plano de felicidad.

Y a las palabras Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, todo el cielo se regocija conmigo al ver a mi Hijo Jesucristo adorado y glorificado por haber salvado a la humanidad».



Santa Gertrudis es considerada la abogada de las almas del Purgatorio. Fue la primera en propagar la devoción al  Sagrado Corazón y el culto a San José. Los demás santos que después propagaron estas devociones se basaron en revelaciones de Santa Gertrudis.

Santa Gertrudis

Por otra parte si bien Santa Gertrudis nunca fue canonizada, Inocencio XI introdujo su nombre en el Martirologio Romano en 1677 y Clemente XII ordenó que se celebrase su fiesta en toda la Iglesia de occidente, el 16 de noviembre.

9 FORMAS DE ORAR BASADO EN LA ORACIÓN DE SANTO DOMINGO

La Virgen María entregando el rosario a Santo Domingo

 

PRIMER MODO DE ORAR

El primer modo de oración es reverenciar a Cristo con todo nuestro cuerpo,  con todo nuestro ser. Para ello nos presentamos ante Jesús con el cuerpo erguido e inclinando la cabeza y mirándolo humildemente.

Reverenciamos a Dios cuando estamos frente al altar, porque el altar representa a Cristo, porque por Él y en Él se realiza el sacrificio redentor. En la mesa del altar Jesús anticipó su sacrificio.

También cuando pasamos delante del crucifijo, para que Cristo humillado hasta el extremos, nos vea humillado ante su majestad. Y de esta forma expresamos con nuestro cuerpo y actitud, que Jesucristo es el único Señor de nuestras vidas.

Esta reverencia y humildad en la oración se apoya en un fragmento del libro de Judit que dice: “Te ha agradado siempre la oración de los mansos y humildes” (Jdt 9, 16)

SEGUNDO MODO DE ORAR

Postrado completamente, con rostro en tierra. Reconociéndote pecador y pidiendo la compasión de Dios.

Santo Domingo se inspiró en el salmo: “Porque mi alma ha sido humillada hasta el polvo, y mi cuerpo pegado a la tierra” (Sal 43, 26).

TERCER MODO DE ORAR

Sufre y ora por todos los que sufren, prolongando en tu cuerpo la Pasión de Jesús.

“Tu disciplina me adiestró para el combate” (Sal 17, 35), “Misericordia, Dios mío” (Sal 50),

CUARTO MODO DE ORAR

Frente al crucifijo ofreciéndole nuestras vidas, todo lo que somos, lo que hacemos, la obra de nuestras manos. Nuestro trabajo, la familia, las personas que amamos, nuestros proyectos, nuestros sueños, la salud nuestra y de nuestros seres queridos. Incluso aquellos que ya no están con nosotros.

“Señor, si quieres, puedes curarme” (Mt. 8, 2). Y nosotros podemos agregarle "Señor, si quieres interviene en nuestras vidas".

QUINTO MODO DE ORAR

Con las manos y brazos abiertos y muy extendidos, a semejanza de la cruz, permaneciendo derecho en la medida en que sea posible. Identificándote con Cristo y abrazando a todos los hombres y mujeres con tu oración. Invocando a Dios en todo momento.

“Señor, Dios de mi salvación, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia;…Todo el día te estoy invocando, Señor, tendiendo las manos hacia ti” (Sal 87, 2-10)

SEXTO MODO DE ORAR

Orando con las manos elevadas sobre la cabeza, muy levantadas y unidas entre sí, o bien un poco separadas, como para recibir algo del cielo.

Pide a Dios por los dones del Espíritu Santo y la práctica de las bienaventuranzas para vos y todos tus seres queridos. Para quien conozcas y para los que nunca llegaras a conocer en esta vida. En definitiva para todo el mundo.

“Escucha mi voz suplicante cuando te pido auxilio, cuando alzo las manos hacia tu santuario” (Sal 27, 2).

SÉPTIMO MODO DE ORAR

Santo Domingo tenía otro modo de orar, hermoso, devoto y grato para él. 

Se iba pronto a estar solo en algún lugar, para leer u orar, permaneciendo consigo y con Dios. 

Se sentaba tranquilamente y, hecha la señal protectora de la cruz, abría ante sí algún libro. 

Leía y se llenaba su mente de dulzura, como si escuchara al Señor que le hablaba, según lo que se dice en el salmo: “Voy a escuchar lo que dice el Señor” (Sal 84, 9). 

A lo largo de esta lectura hecha en soledad, veneraba el libro, se inclinaba hacia él, y también lo besaba, en especial el Evangelio.

OCTAVO MODO DE ORAR

Habla de Dios y con Dios en todo momento.

Esperando el colectivo, cuando te vas de un lugar a otro, mientras estés comprando. Especialmente cuando estés en un lugar solitario.

Haz Oración de súplica, de alabanza, de acción de gracias, de petición, de contemplación.

Observaba este modo de orar al trasladarse de una región a otra, especialmente cuando se encontraba en lugares solitarios.

Está escrito en el libro de Oseas: “La llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Os 2, 14).

NOVENO MODO DE ORAR

Esta forma de orar te lo dejo para tu reflexión. ¿Cómo hablarías con Dios? ¿Cómo te acercarías a La Virgen María?

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