Las prácticas ocultistas han ganado terreno en nuestra época porque la humanidad se ha ido alejando de Dios.
Hoy es posible ver en televisión programas que enseñan a hacer brujerías, y en las redes sociales mucho más.
Pero sin llegar a cosas tan explícitas, hay cosas que hacen las personas de nuestra generación, que pueden abrir puertas a los demonios.
Lo hacen inconscientemente, sin darse cuenta, y quedan expuestas a las opresiones, obsesiones y hasta posesiones demoníacas.
Y hoy los demonios tienen más poder que en las décadas anteriores, están en una feroz batalla contra la humanidad y no dejan pasar ninguna oportunidad.
Aquí hablaremos sobre por qué las prácticas ocultistas abren puertas a los demonios, cuales son esas prácticas que incluso puedes hacer sin darte cuenta y cómo protegerte.
Incluso sobre el final te recomendamos una oración de
protección.
Por lo «oculto», entendemos alguna influencia suprahumana o sobrenatural que no proviene de Dios.
La idea detrás del ocultismo es que existe un conocimiento secreto, que da al que lo tiene, un poder mágico sobre las cosas y las personas, que de otra manera estaría más allá de su control.
Por lo general, este conocimiento secreto se obtiene a través de algún tipo de comunicación con poderes demoníacos, por ejemplo con supuestas almas de los muertos o artes que vienen de otras religiones o costumbres ancestrales.
El problema es que por nuestra propia naturaleza no podemos
manipular los poderes espirituales, como los practicantes de lo oculto creen
que están haciendo.
El Catecismo de la Iglesia Católica numeral 2117 es claro al decir que todas las prácticas mediante las cuales se intenta domesticar los poderes ocultos, para ponerlos al servicio de uno y tener un poder sobrenatural sobre los demás son gravemente contrarias a la virtud de la religión.
Y añade que son aún más condenables cuando van acompañadas de la intención de dañar a alguien, o cuando recurren explícitamente a la intervención de demonios.
Por lo tanto, escuchen bien, recurrir a hechiceros, curanderos, médiums, es tan peligroso como leer la borra de café, consultar horóscopos, astrología, numerología, cartas del tarot o la tabla de la ouija. O recurrir a un satanista.
Nos referimos también a prácticas supersticiosas como por ejemplo llevar ajo en el bolso para tener siempre dinero o poner un billete en la trompa de un elefante, tener unas tijeras abiertas para la buena suerte, guardar hierbas especiales en un frasco, llevar una media luna alrededor del cuello o un collar de ajos, colocar figuras de dioses de otras religiones en la casa, etc.
Las prácticas del ocultismo están reiteradamente condenadas en la Biblia, porque abren puertas al demonio.
Y además es un síntoma de pérdida de fe en Dios y de pecado contra el primer mandamiento, amar a Dios por sobre todas las cosas y no tener otro dios.
El padre Gabrielle Amorth afirmaba que hay muchos, por desgracia, que no se consagran oficialmente a satanás, pero que eligen seguir sus principios básicos y, como resultado, ponen sus almas en gran riesgo.
Si excluimos al Dios único y verdadero, entonces el deseo natural por Dios, que está inscripto en nuestro corazón, simplemente dirigirá su mirada hacia otra cosa.
Pueden ser placeres de varios tipos, como el honor, el poder o de los sentidos.
A veces, la simple curiosidad puede llevar a una persona a indagar sobre lo oculto.
Otras veces, la gente es conducida allí ante problemas que quieren resolver.
Las prácticas ocultistas se han infiltrado incluso en la Iglesia Católica.
Hay una larga lista de prácticas religiosas paganas y orientales que tienen lugar en cursos en las parroquias.
Como terapias energéticas, yoga, entrenamiento de atención plena, oración centrada, salas de meditación, ecoespiritualidad y más.
Pero también hay muchos católicos que practican yoga, por ejemplo diciendo que lo hacen para disminuir el estrés y como un ejercicio físico, o el reiki para sanar enfermedades.
Sin darse cuenta que está invocando a poderes que no vienen explícitamente del único Dios verdadero.
Hoy nos encontramos con una intensa propagación de disciplinas ocultistas en las redes sociales.
Pero además en momentos de rápido colapso social, cuando hay mucha confusión, la gente busca seguridad en otros lugares.
Y ese lugar muchas veces no es el cristianismo debido a la
intensa denostación que el demonio ha hecho desde fuera y desde dentro de la
Iglesia.
El exorcista padre Stephen Rossetti, que también es psicólogo, y dirige un centro de exorcismos en EE.UU., contó recientemente tres casos de ataque demoníaco, que trató, por abrir puertas al demonio con el ocultismo.
Una familia de cuatro miembros con síntomas de opresión demoníaca acudió en busca de su ayuda.
Tratando de averiguar la causa, finalmente Rossetti preguntó: «¿Usted o algún miembro de su familia perteneció alguna vez a los masones?»
Porque tenían algunos síntomas que eran típicos de las maldiciones relacionadas con la masonería.
«Sí», dijo el padre, «me uní, pero fue solo por motivos sociales».
En otro caso, una mujer comenzó a practicar Reiki y luego comenzó a invocar el espíritu de su padre fallecido, a quien amaba y extrañaba.
Sin embargo, terminó teniendo una relación con un demonio, que se burlaba de ella y la atormentaba.
Estaba aterrorizada y buscó ayuda en el centro de Rossetti.
Y el tercer caso es de una familia que llegó con síntomas de opresión demoníaca.
Las cosas se habían puesto tan mal que la esposa, sintiéndose desesperada, había pedido ayuda a una bruja local.
La mujer hizo sus rituales mágicos sobre la familia, tratando de librarse de sus problemas.
Pero inmediatamente después, sus síntomas empeoraron mucho.
Y una vez que se abrió la puerta a veces no es tan fácil cerrarla.
El padre Rossetti cuenta también un caso de estos.
Se refiere a una chica que creció en una buena familia católica, fue a la universidad y comenzó a salir con un joven que estaba muy comprometido con el ocultismo.
Participó en rituales y también cayó en otros comportamientos pecaminosos.
Pero por la gracia de Dios, se vinculó a un grupo católico y cambió su vida.
Sin embargo, unos meses después de su conversión, se despertó con horribles marcas en la espalda.
Los demonios comenzaron a atacarla, la abusaban todas las noches.
Tenía dificultades para entrar en una iglesia o ir a misa.
Pero notó que cuando iba a casa con su familia, los demonios no entraban a la casa.
Porque la casa había sido bendecida, estaba llena de sacramentales, crucifijos, estatuas sagradas y, a menudo, era rociada con agua bendita.
Como dice Efesios 6: «Ponte la armadura de Dios para que
puedas mantenerte firme contra las tácticas del diablo».
¿Y entonces qué debemos hacer para combatir al demonio, cuando le abrimos inconscientemente o no, una puerta?
Ya hemos sugerido varias cosas para hacer.
El maligno puede tentarnos, pero no puede tocarnos directamente a menos que le abramos la puerta.
En primer lugar, la fe en Dios y Jesucristo son la armadura que nos protege.
Elimina cualquier cosa de tu hogar que haya tenido algo que ver con la brujería, un curandero, un médium, una religión no católica o que hayas sido utilizado de forma supersticiosa, como las que hablamos antes.
No guardes joyas que simbolicen creencias paganas o de brujería, incluso las que se hayan guardado en un armario.
Deshazte de toda la literatura religiosa que no esté de acuerdo con la verdad básica de nuestra fe, de que Jesucristo es divino.
Si alguien cercano a ti es tentado por lo oculto, debes comenzar a orar por esa persona.
A través de la oración, el ayuno y la caridad, Cristo puede sanarnos a todos e incluso puede hacer que la gente vuelva de las prácticas ocultistas.
Especialmente pídele protección a San Miguel, a la Santísima Virgen y que el Espíritu Santo te guíe en futuras discusiones para que tengas la prudencia de no dejarte atrapar por una falsa espiritualidad.
Bendice tu hogar, rocíalo con agua bendita y recita esta oración:
«Padre Celestial, te pedimos tu bendición sobre nuestro hogar. En el nombre de tu Hijo Jesús, te pedimos ser liberados del pecado y de toda influencia maligna.
Protegernos de enfermedades, accidentes, robos y todas las tragedias domésticas.
Colocamos nuestro hogar bajo el Señorío de Jesús y lo consagrarnos al Inmaculado Corazón de María.
Que todos los que aquí vivimos recibamos tu bendición de paz
y amor».
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