-La primera cosa es tomar conciencia de que estas bajo
ataque.
Una vez que reconoces el ataque comenzarás a levantarte en
la fe y la autoridad que Jesús te ha dado..
Reprende al atacante aunque no lo veas, pero está ahí, y
rompe su poder sobre tu vida.
Recuerda que Jesús nos dio poder y autoridad para expulsar a
los demonios y para sanar enfermedades (Lucas 9: 1).
Aquí hay siete claves para tu liberación:
A – Rompe este proceso con tu fe
«pero sin la fe es imposible agradarle, pues nadie se acerca a Dios sin antes no cree y que recompensa a los que lo buscan» (Hebreos 11: 6).
B – Rómpelo con la oración, el ayuno y los sacramentos
«Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos.
Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por
todos los hermanos, y también por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas
para anunciar resueltamente el misterio del Evangelio» (Efesios 6: 18-19).
“Esta clase de demonios sólo se puede expulsar con la
oración y el ayuno” (Mateo 17:21)
Rómpelo con la ayuda de los instrumentos de la Iglesia: los
sacramentos de la confesión y la eucaristía.
Concurre más frecuentemente a la santa misa y póstrate ante
el santísimo sacramento.
Pide el auxilio de la Santísima Virgen, San José y otros
santos de tu devoción.
Recurre a San Miguel Arcángel y sus huestes.
C – Rómpelo con tu resistencia
«Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejará de
ustedes» (Santiago 4: 7).
Resiste “al mundo”: niégate a ti mismo, haz obras de
caridad, practica el silencio.
D – Rompe el ataque con los 5 “no hagas”
Una vez que hayas tomado una posición contra el ataque del
enemigo, aquí están cinco cosas que NO debes hacer y que debes recordar.
-No olvides que Dios te ha equipado con todo lo necesario para vencer a través de Él.
-No abandones la hora y el lugar de la oración. Hay dos
cosas que son vitales para una vida de oración exitosa: un tiempo de oración y
un lugar de oración.
-No abandones los lugares de poder. Tu iglesia, tu familia y
tus obras son lugares de poder
-No abandones el poder de la asociación. Es bueno estar
cerca de personas que han vivido más tiempo, que han hecho más y pueden darte
un consejo sabio, y de los amigos fieles y sencillos.
-No te desconectes de la protección pastoral. Muchas veces
hay gente bajo ataque que se niegan a ser ayudados; la confesión, la dirección
espiritual y el frecuentar amigos de fe son el antídoto. Y también lo es la
eucaristía y los demás sacramentos
E – Rompe el efecto de la maldición y la confusión
bendiciendo a los que te maldicen
Incluso si no sabemos específicamente quién está dirigiendo
una maldición para nosotros, oraremos pidiendo una bendición para ellos o ellas.
En otras palabras, le pedimos a Dios que los bendiga con la
misma bendición que hemos experimentado nosotros con nuestro arrepentimiento y
conversión a Cristo.
Importante: Bendecimos y no maldecimos.
Esto es vital, porque muchos cristianos se llenan de
amargura y enojo por el conflicto.
Si descendemos al odio, ya hemos perdido la batalla.
Debemos cooperar con Dios para la transformación del mal en
un bien mayor dentro de nosotros.
No sólo por ellos, sino para preservar nuestra propia alma
de su respuesta natural hacia el odio.
Un ejemplo típico de una oración contra las maldiciones sería la siguiente:
“Padre Celestial, Tú sabes la batalla que viene contra mí. Te pido que perdones a los que están sirviendo al diablo.
Por lo tanto, te pido que le derrames Tus bendiciones que
rompen la oscuridad con la luz, que vence el mal con el bien, que traen
esperanza a los desesperados y vida a los muertos.
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo y con la
intercesión de Nuestra Madre del Cielo. Amén.”
F – Rompe el debilitamiento y la opresión alabando a Dios
Nos ponemos un manto de alegría en lugar de un espíritu
angustiado.
Si tienes un asalto de malos pensamientos, empieza a escuchar
música de alabanza.
Canta junto con esas canciones, dejando que tu corazón
llegue al Señor.
Construye un tapón de alegría alrededor de tu alma
agradeciendo por todo lo que Dios te ha dado.
La Escritura dice que “¡Entren por sus puertas dando
gracias, en sus atrios canten su alabanza. Denle gracias y bendigan su nombre!”
(Salmo 100: 4.).
G – Rompe el círculo vicioso del miedo, con amor
La Escritura nos dice que el amor perfecto echa fuera el
temor (1 Juan 4:18).
Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder,
amor y una mente disciplinada (2 Tim. 1: 7).
No importa lo que satanás te diga, no es la verdad sino una
perversión de la verdad.
Jesús también dijo que satanás es un mentiroso y un asesino.
Siempre creemos en la fuerza del diablo en lugar de Dios, la
calidad de nuestra vida se reduce proporcionalmente; algo en nosotros muere
debido a que creemos una mentira.
Por lo tanto, debemos dejar de escuchar a satanás y
simplemente hacer lo que el Señor nos dice que hagamos.
Los miedos que nos acechan son a menudo el resultado de la
oscilación, algo sin resolver en nuestra voluntad.
Una vez que decidimos seguir verdaderamente a Cristo, la
esclavitud del miedo puede ser superada.
También ora por otros en el cuerpo de Cristo, que pueden
estar luchando contra temores excesivos e imaginación aterradoras.
“En el nombre de Jesús, ato el espíritu de temor y rezo para
que, de acuerdo con tu promesa, has de librar a tu pueblo de todos sus miedos.
En el nombre de Jesús. Amén.”
SIEMPRE ALERTA
Al enemigo le gusta permanecer oculto.
Él engaña y trata de volar bajo el radar, pero el Señor está
brillando con Su potente luz sobre los ataques.
Sobre cada cosa que te suceda, que cuestione tu camino
adquiere el acto reflejo de preguntarte si no será una sugerencia del enemigo y
un ataque espiritual.
No esperes hasta que el enemigo te esté rompiendo en pedazos
para buscar la ayuda de aquellos que tienen un papel sano y pastoral en tu
vida, y a los sacramentos.
Siempre los ojos espirituales se pueden abrir y la libertad
surgir..
Ejercita tu autoridad y quiebra el ataque hoy.
Fuentes: