La oración por los enfermos es necesaria para apoyar el plan
de Dios para el propio enfermo.
No porque vayamos a cambiar la opinión de Dios o movilizarlo
necesariamente. Sino porque vamos apoyar al enfermo para que dé pasos
tendientes a mejorar su condición.
Pero tan cierto como esto, es el pedido de la comunidad y de
los cristianos en particular para que Dios reestablezca la salud de una
persona.
Porque Dios quiere que le pidamos cosas.
Siempre vamos a querer que el enfermo se sane y a veces se
nos escapa que en el plan de Dios a veces el objetivo no es la curación de la
enfermedad, sino los frutos que da esa enfermedad para la misma persona y para
otros.
Hay un mito que corre entre algunos círculos carismáticos
que no debemos orar por los enfermos sino simplemente sanarlos.
Ellos dicen que no vemos muchas curaciones en los enfermos
últimamente porque hablamos con Dios en lugar de expulsar la enfermedad.
Su argumento se basa en que cuando Jesús envía a los
apóstoles les dijo que sanaran a los enfermos, resucitaran a los muertos,
limpiaran a los leprosos y expulsaran a los demonios (Mateo 10: 8).
No les dijo que oraran por los enfermos, oraran por los muertos,
oraran por los leprosos, oraran por los demonios.
Si bien es así que Jesús envió a los seguidores a sanar a
los enfermos, también es cierto que en otras partes del Nuevo Testamento pide
orar por los enfermos.
Por ejemplo la carta de Santiago 5:14-15 dice,
“¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los
presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre
del Señor.
Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará
que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados”
Pero además hay suficientes recomendaciones de Jesús de que
oremos al Padre.
En Mateo 6: 9 nos enseña a orar el Padrenuestro.
En Juan 16: 23 dice que todo lo que pidas al Padre en nombre
de Jesús, Él te lo dará.
Y por sobre todas las cosas hay pasajes en la Biblia en que
Jesús va a orar al Padre, lo cual es una acción qué deberíamos copiar.
Luego en la historia de la iglesia naciente, que es contada
en Hechos de los Apóstoles, vemos que los apóstoles oraban por los enfermos,
por ejemplo Pedro se arrodilló y oro ante el cuerpo de tabita en Hechos 9:40.
Pero también sanaban y expulsaban a la enfermedad y a los
demonios
De modo que no se debe ver la oración a Dios cómo una traba
para expulsar la enfermedad y a los demonios.
Sino que con la oración nosotros pedimos a Dios que se haga
su voluntad, porque en última instancia quien sana es Dios no el carismático
qué trata de sanar al enfermo.
Si nosotros oramos solamente para que una persona se cure
sin discernir cuáles son las causas de su enfermedad y qué es lo que Dios le va
a permitir, entonces no estamos haciendo un acompañamiento adecuado al enfermo.
Esto vale tanto para orantes en solitario, como para un
Ministerio de Sanación, como veremos en este artículo.
¿QUÉ TENEMOS QUE PEDIR CUANDO REZAMOS POR UN ENFERMO?
Cuando conocemos a alguien enfermo, o quizás discapacitado,
nuestra primera respuesta es rezar por su curación.
Es una respuesta compasiva que busca aliviar los
padecimientos del sufriente pidiéndole a Dios que lo sane, que le quite la
cruz.
Sabemos que Dios es compasivo y todo poderoso, de modo que
podría sanar a cada enfermo en cada momento; sin embargo no lo hace así. Porque la curación física no es siempre el plan de Dios para
la persona.
A veces Dios usa la enfermedad o la discapacidad para sanar
el alma de la persona o incluso para que sirva de modelo o consuelo a otras personas. Incluso otras veces derrama su gracia por intermedio de estas personas como han dado testimonio numerosos santos.
Se han dado casos de varios místicos que sufrieron grandes
enfermedades, que les llevaron a estar prácticamente toda su vida en la cama,
pero a los que Dios entregó grandes dones, que ellos a su vez los usaron para
los demás.
De modo que la curación de cada persona es un proceso
personalizado, porque la persona es única y el plan de Dios para esa persona es
a medida.
PERO ¿CÓMO CURÓ JESÚS?
En la Biblia hay muchos pasajes donde Jesús sanó a enfermos
y endemoniados. Pero lo hizo de formas muy diversas, lo que nos indica que
en cada caso el trato era particular y que no hay un molde único para la
sanación.
En un caso Él escupió en el suelo hizo barro y lo frotó en
los ojos de ciegos; Él reprendió a la fiebre y ordenó a los espíritus sordos y
mudos para que se fueran; y a veces preguntó al enfermo y otras veces no.
Esto nos indica que cada persona por la que oramos es única
y debemos tener una acción personalizada para cada una. En el que se debe tener en cuenta qué es lo que Dios quiere
hacer con esa persona en general y a través de nosotros en particular.
Además debemos tener en cuenta que las curaciones y las
expulsiones de demonios de Jesús, fueron realizadas en el marco de la
predicación del Reino de Dios, lo cual también es un ingrediente que debemos
tomar para las oraciones de curación.
En ese sentido la Biblia nos presenta una serie de objetivos
por los cuales rezar por el enfermo, que no son necesariamente la curación física.
Veamos algunos de estos objetivos.
PASAJES BÍBLICOS CON OBJETIVOS DISTINTOS DE ORACIÓN
Para que Dios los consuele (2 Corintios 1: 4).
Para que “crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18).
Para que confíen en el Señor y no se apoyen en su propio
entendimiento (Proverbios 3: 5).
Para que crezcan en el fruto del Espíritu (Gálatas 5:
22-23).
Para que ellos sufran bien. Para que se “comprometan con su
Creador fiel y continúen haciendo el bien” (1 Pedro 4:19).
Para que Dios les conceda resistencia y aliento (Romanos 15:
4-6).
Para que rechacen el pecado y tengan resistencia. Para que
miren a Jesús, para que no se cansen y pierdan el corazón (Hebreos 12: 1-3).
Para que el Señor provea para todas sus necesidades “según
las riquezas de su gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
Para que tengan sed de Dios y que depositen su esperanza en
Él (Salmo 42: 1-5).
Para que Dios los guarde en perfecta paz (Isaías 26: 3).
Para que sean “alegres en la esperanza, pacientes en
aflicción, fieles en la oración” (Romanos 12:12).
Para que Dios les permita contentarse en cualquier
circunstancia en que Él los ponga (Filipenses 4: 11-13).
Para que sostengan inquebrantablemente la esperanza que han
profesado (Hebreos 10:23).
Para que no se desanimen, sino para que perseveren y fijen
sus ojos en lo que es eterno (2 Corintios 4: 16-18).
Y luego está la oración más obvia para pedir la curación
“Señor, por favor sana a <nombre> del problema de
<enfermedad>”.
Y se puede pedir la intercesión de la Santísima Virgen o
algún santo también.
Y para elegir las palabras que vamos a usar siempre es
conveniente pedir el auxilio del Espíritu Santo.
¿QUÉ LE TENEMOS QUE PEDIR AL ESPÍRITU SANTO?
Hay que buscar la iluminación del Espíritu Santo para saber
sobre qué orar y cómo orar. tarea primaria de los Ministerios de Sanación.
Esto implica también conocer cuál es la enfermedad, porque a
veces hay razones ocultas que llevan a esa enfermedad; muchas veces factores
espirituales generan enfermedades físicas.
Y especialmente es importante conocer cuál es el plan de
Dios para esa persona; debemos pedir al Espíritu Santo que nos revele que es lo
que quiere hacer Dios con esa persona.
Porque de esa forma podemos enfocar mejor las palabras de la
oración.
De cualquier forma pocas veces obtenemos respuestas claras y
por lo tanto debemos admitir que los planes de Dios no están en nuestro
entendimiento.
O debemos descubrirlos en medio del camino.
De modo que deberíamos orar para que se cumpla el plan de
Dios para esta persona. Y también debemos pedir iluminación para saber qué es lo que
Dios quiere de nosotros en el proceso de cada caso. Porque como dice la escritura, somos parte del cuerpo de
Cristo y cada uno tiene diferentes funciones y dones, y cuando un miembro sufre
los otros sufren con él.
¿QUÉ ES LO QUE DIOS HACE CUANDO ORAMOS?
Basado en su experiencia Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo,
detalló qué se puede esperar en el Ministerio de Sanación.
La mayoría de las veces los orantes trabajan a ciegas porque
no pueden discernir fácilmente cuál será la respuesta del Señor a la oración.
Dios tiene un plan para cada persona y el Ministerio de
Sanación trata de pedir con fuerza y devoción que este plan se active.
En primer lugar, el gran valor pastoral del Ministerio es la
experiencia que reciben los enfermos del amor de Cristo. Esto implica paz y alegría, aunque el estado de salud siga
en las mismas condiciones.
Hay casos en que los enfermos no se curan, pero sus dolores
desaparecen por el alivio de la oración, es lo que él llama la anestesia
divina.
A veces la respuesta a la oración es que el médico descubre
las causas de la enfermedad y acierta con el tratamiento. En este caso Dios ha guiado al médico.
Otras veces la respuesta a la oración es que el enfermo
necesita sanación interior y no corporal, porque es sabido que el 80% de las
enfermedades son psicosomáticas.
Esto se logra mediante un vislumbre del carisma de
discernimiento.
Y a veces se descubre que la causa de la enfermedad es una
adicción o un hábito nocivo, cómo puede ser fumar, consumir drogas, comer con
demasiada sal, el alcohol, etc. En estos casos la oración que le sigue debe ser para pedir
liberación de esas adicciones.
En otros casos la enfermedad está relacionada con la vida
desordenada, de poco sueño, mucho trabajo, comida a deshoras, etc., que hace
necesario un cambio en la organización de la vida de la persona.
Y para esto hay que orar también, para que la persona tenga
la disposición para hacer esos cambios.
En otras ocasiones la pérdida de salud se origina en la
reacción psicológica ante problemas y preocupaciones que la persona tiene. Y en este caso es recomendable la oración por la paz y la
tranquilidad.
Hay que tomar en cuenta por otro lado, que las enfermedades
no remiten rápidamente sino muchas veces lo hacen progresivamente. Por lo que la oración debe tomar en cuenta las distintas
metas intermedias de mejoría.
Y como es a largo plazo, la oración debe ser perseverante,
lo cual exige al orante la comprensión y disposición de actuar en un proceso.
Aunque a veces la sorpresa es que la curación es inmediata y
la remisión es total. Pero en realidad esto nunca se sabe de antemano, el
resultado final es un misterio en términos generales.
A veces también el objetivo de la oración no es la curación
de una enfermedad sino el fortalecimiento mental y físico para la conservación
de la salud. Esto es especialmente así cuando se ora por un anciano o un
bebé.
Y en otros casos la oración es para que el enfermo haga el
pasaje de la mejor manera posible, porque su situación no tiene remedio.
LOS PRINCIPIOS DE ORACIÓN POR SANACIÓN
Por su parte Francis MacNutt habla de tres principios
importantes de la oración curativa:
1 – La oración requiere discernimiento
La clave para una curación efectiva, dice, es saber por qué
orar.
Este entendimiento sólo viene por el poder del Espíritu
Santo.
2 – La curación requiere tiempo
MacNutt defiende la oración prolongada, en la cual los
ministros de oración imponen las manos a una persona y oran por un período prolongado.
“La curación lleva tiempo, y eso es lo que falta en muchos
ministerios de sanación”, dice.
3 – Las emociones necesitan sanación
MacNutt cree que el dolor, la vergüenza, los ataques de
pánico, los trastornos mentales, los desvíos sexuales y las adicciones pueden
ser sanados por Jesús.
La sanación requiere que la persona afectada renuncie a sus
decisiones dañinas, perdone a los que les hacen daño e invite a Cristo a sanar
un recuerdo doloroso.
Y distingue cuatro formas principales de curación, y por
tanto cuatro métodos típicos de oración para ejercer este ministerio.
a – Oración de arrepentimiento por los pecados personales
Está en la raíz de la mayoría de las curaciones.
Si hay arrepentimiento, hay perdón y liberación del pecado,
y por tanto hay sanación y salvación.
La psicología y la medicina modernas reconocen que gran
parte de las enfermedades físicas tienen un componente psíquico.
En muchos casos resulta más útil y más importante dedicar
tiempo a la oración de arrepentimiento o a la de sanación interior antes que
orar por la curación física.
La reconciliación sacramental (la confesión) tiene una
dimensión de curación.
b – Oración de curación interior
En la que se da la sanación de los recuerdos o de cualquier
enfermedad de tipo mental o psíquico.
Generalmente es necesaria la curación interior cuando
comprobamos alguno de los siguientes casos:
Heridas del pasado, traumas no superados, resentimientos,
problemas emocionales profundos, depresión, formas persistentes de ansiedad,
miedo, impulsos sexuales compulsivos, excesiva timidez, con su respectiva carga
de recuerdos y vivencias del pasado, que por más que queramos no podemos
librarnos de ellos.
Para esta clase de sanación hay una forma peculiar de
entrevista y oración.
Este ministerio lo puede realizar una persona sola que tenga
conocimiento, discernimiento y dones para ello, o puede ser también un equipo,
al que llamamos grupo de intercesión.
c – Oración de curación física
Es la más difícil de admitir y la que más puede poner a
prueba nuestra fe.
Sin embargo la oración por la curación física es la más
sencilla de todas y la más breve.
De hecho, Dios responde a esta oración y sana de muchas
maneras.
PARA ORAR POR LA CURACIÓN FÍSICA SE PUEDE SEGUIR LA
SIGUIENTE PAUTA
Lo primero es siempre escuchar para discernir qué hemos de
pedir y si hemos de orar o no.
Fijar al mismo tiempo la atención en qué es lo que le aqueja
a la persona y en el Señor, que a veces comparte con nosotros el don del
discernimiento para llegar al verdadero diagnóstico.
A veces descubriremos que más que de curación física se
trata de curación interior, o de arrepentimiento o de oración de liberación.
Algunos enfermos ni siquiera están preparados para ser
curados, a pesar de que pidan que se ore por ellos.
El Espíritu nos indicará, si estamos atentos a su voz, por
quién debemos orar.
Para aquellos que no están experimentados valga la siguiente
regla:
-oren por aquellos que acuden y les piden oración,
-oren siempre que se sientan movidos por compasión y a
visitar a alguien enfermo y orar por él
-no hay que centrarse sólo en el problema y sus síntomas.
Lo segundo es discernir si hay que imponer las manos y
oración.
Si la persona por la que se va a orar se molesta con la
imposición de manos, o prefiere que nos mantengamos a cierta distancia,
respetemos sus sentimientos.
El gesto de la imposición de manos es una forma de comunión
de amor y está indicado por el mismo Señor.
Pero la oración ha de tener dos elementos:
–reconocimiento de la presencia de Dios, siempre dirigida al
Padre o a Jesús, reconociendo la presencia de Dios y alabándole
–petición, de forma muy específica, visualizando la curación
que estamos pidiendo
La oración debe ser imaginativa, positiva y enfatizar, no la
situación de enfermedad, sino la esperanza de que el organismo se recupere.
Y lo tercero es tener e irradiar confianza y hacer una
acción de gracias´. Esta fe es central porque hacemos esto porque tenemos
confianza en Él.
Es un don y es mejor decir “hágase según tu voluntad”.
Y con la acción de gracias alabamos a Dios porque creemos
que Él nos ha oído.
4 – Oración de liberación para casos de opresión
Hay que distinguir muy bien entre posesión diabólica y
opresión diabólica.
La posesión diabólica es bastante rara. La oración formal de
la Iglesia para liberar a un poseído es el exorcismo.
Para ejercer esta clase de oración se requiere el permiso
del Obispo que sólo se da a un sacerdote especialmente cualificado para este
ministerio.
La opresión es relativamente frecuente: es como la invasión
de una ciudad, en la que la persona en cuestión tuviera el control de la mayor
parte, quedando ciertas áreas bajo el dominio enemigo.
Donde más frecuentemente se manifiesta es en los casos de
drogadictos, alcoholismo, conducta autodestructiva, personas que han
participado en sesiones de espiritismo, brujería, meditación trascendental,
todas las prácticas del ocultismo, concentración profunda del yoga.
En este asunto se necesita más que nunca el don del
discernimiento, consejo y sabiduría del Señor.
Un indicio de la necesidad de oración de liberación puede
ser el hecho de que la curación interior no da resultado.
La oración de liberación debe administrarse con mucha
cautela.
Esta clase de oración no la puede ministrar cualquiera y de
ordinario ha de ser un grupo de personas entre las que haya al menos un
sacerdote.
Pues, a diferencia de la oración de curación que siempre se
dirige a Dios, la oración de liberación es una especie de exorcismo que va
dirigida contra los espíritus opresores, es decir, una orden imperiosa en
nombre de Jesucristo, con firmeza y autoridad.
Fuentes:
https://irresistiblechurch.org/pray-sick-disabled/
http://www1.cbn.com/prayerandcounseling/three-steps-in-praying-for-the-sick
http://usuaris.tinet.cat/ass/Once%20frutos%20de%20la%20oracion%20por%20los%20enfermos.htm
http://usuaris.tinet.cat/ass/Once%20frutos%20de%20la%20oracion%20por%20los%20enfermos.htm
http://www.charismamag.com/life/351-j15/features/heroes-of-the-faith/1269-the-priest-with-healing-hands
https://thinktheology.co.uk/blog/article/should_we_pray_for_the_sick