Cuanto antes lleguemos a nuestro hogar definitivo es mejor.
Nos ahorramos sufrimientos.
La lucha para escabullirse del Purgatorio es quizás la más
importante en la vida de un cristiano, y para ello debe estar constantemente purificado.
Pero no se le puede mentir a Dios.
Por eso nuestra purificación tiene que ser real mientras
tengamos oportunidad en la Tierra.
El Cristianismo es una religión de amor. Es “la” religión
del Amor.
Y ¿cómo podría ser de otra manera, si el mismo Amor la
fundó?
No existe en los universos creados por Dios Omnipotente otro
Ser que sea más Amor que Él mismo.
¡Vino a la tierra en persona para salvarnos de nuestros
propios pecados!
Se entregó en el máximo gesto posible de Amor para ser
masacrado y terminar colgando en una Cruz.
Eso es Amor.
Y podemos pensar que si ese es el material de que está hecho
el paraíso, nada oscuro ni manchado ni falto de amor podrá entrar en él.
Se trata, entonces, de amar.
“Ama y haz lo que quieras”, decía San Agustín
Las almas del purgatorio le dijeron a María Simma, que el
Amor borra muchos pecados. Y tanto es así, que por más mala o pecadora que haya sido
una persona, si llega a morir en el acto de salvar a otro, por ese hecho final
de entrega amorosa, ¡sus pecados quedarán olvidados y entrará a gozar del
Paraíso!
Pero no todos estaremos llamados a una entrega heroica para
salvar a otro.
Pero sí estaremos llamados a ese “goteo” de amor que es la
vida cotidiana de cada uno de nosotros.
Y es ahí donde fallamos.
El tratar bien a un vecino que nos odia sin motivo, darle
una ayuda al molesto que nos golpea la puerta para vendernos lo que no
necesitamos, a la compañera que sabemos habla mal de nosotros al jefe, al
cliente exasperante que nos abruma con sus exigencias.
Pero debemos aclarar que no nos exige amar “afectivamente”,
tal como lo hacemos con nuestros seres queridos.
Se trata de amar “efectivamente”, es decir, hacer bien a
todos los que entran en contacto con nosotros.
Tratándolos con amabilidad, respondiendo con cortesía toda
pregunta que nos hagan, aunque sea la más tonta del mundo.
Uno de los títulos que se le dan a la Santísima Virgen en
las Letanías es “Madre Amable.”
Y vaya si es amable con nosotros, que somos hijos tan
ingratos, nuestra Madre del Cielo. ¿Nos costaría tanto imitarla?
Santa Faustina Kowalska atendía a mendigos que venían a
pedir pan a la puerta del convento.
Ella los hacía pasar a la cocina, los sentaba a la mesa y
les daba un plato de sopa.
En una de las oportunidades, vino Jesús disfrazado de
mendigo, y tomó de lo que ella le sirvió.
Más tarde le dijo que había sido Él uno de los que había
atendido ese día.
“Quería probar tu sopa” le dijo Nuestro Señor.
¿No sería más bien que Él quería probar el amor que ella
brindaba a los pobres indigentes?
Jesús anhela un gesto de amor nuestro.
Se trata entonces, de amar.
Y el Purgatorio es una pena de Amor, según le dijo Él mismo
a María Valtorta.
Las almas se queman en un fuego de amor que es insoportable.
Y no es que Dios los envía al Purgatorio.
Son las mismas almas las que, al ver la Luz maravillosa que
se les muestra al morir y enamoradas de ella, se dan cuenta de que no está
listas para ir a gozar de esa Luz.
Y se retiran para limpiar sus almas de las culpas.
Es a partir de ese momento que sobreviene la urgencia de
salir de ese lugar de sufrimiento y entrar al Cielo, que es el destino final de
las almas que se salvan.
“EN EL CIELO NO ENTRARÁ NADA MANCHADO” (Apocalipsis 21:27)
La Iglesia Católica enseña que nada impuro entra en el
Cielo, por lo tanto los que no mueren en pecado mortal se purifican en un lugar
llamado Purgatorio.
San Pablo dice:
“Un día se verá el trabajo de cada uno. Se hará público en
el día del juicio, cuando todo sea probado por el fuego.
El fuego, pues, probará la obra de cada uno. Si lo que has
construido resiste el fuego, serás premiado.
Pero si la obra se convierte en cenizas, el obrero tendrá
que pagar. Se salvará pero no sin pasar por el fuego”. (1Cor 3,13-15)
Aquí queda claro que el que no resista la prueba el día del
juicio tendrá que pagar.
Si un cristiano no puede entrar al Cielo por tener alguna
mancha o impureza, que no implique la gravedad de sufrir el castigo eterno, es
claro que tendrá que “pagar” en esta vida o en la otra.
La Iglesia católica enseña que en el Purgatorio se perdonan
los pecados veniales, no los pecados mortales.
Los protestantes no creen que exista el Purgatorio pues
dicen que disminuiría la gracia salvadora de Cristo.
Y tampoco creen en la posibilidad de perdón de los pecados
después de la muerte.
Para ellos hay sólo dos lugares: el Cielo y el
Infierno.
Mientras que las Iglesias Ortodoxas creen que las almas
después de la muerte esperan el Juicio Final en un lugar que no es el Paraíso
ni tampoco el Hades.
Del que pasarán al Cielo por los sufragios de los fieles y
no mediante penas purificadoras.
Por su parte, la cultura occidental actual considera el
purgatorio en una versión secularizada de la escatología cristiana.
El cielo, el infierno, la muerte y el purgatorio no son
ideas tan extrañas porque se transforman en objetivos políticos, económicos y
ecológicos.
El cielo se convierte en lo que creamos a lo largo de los siglos.
Y el infierno es cualquier oposición al mismo.
La muerte será vencida por la ciencia.
Y el purgatorio es lo que tenemos que soportar justo antes
de la perfección a la que tienden las sociedades humanas.
Los pecados de esta tierra son pagados aquí.
PERO ¿PODEMOS EVITAR EL PURGATORIO?
LA RESPUESTA ES SÍ
Muchos cristianos piensan que es prácticamente imposible evitar el Purgatorio. Dicen que todos debemos
ir allí.
Y hasta agregan “Sería bueno para nosotros si alguna vez
llegamos allí”, como queriendo decir que primero hay que zafar del infierno, que
es lo más difícil.
Como consecuencia de tales ideas fatalistas, muchos no hacen
ningún esfuerzo serio para evitar el Purgatorio, o incluso a para disminuir el
plazo que pueden tener que pasar allí.
Pero todos pueden acortar notablemente su período de
expiación en el Purgatorio e incluso evitar el Purgatorio por completo.
El hecho que un gran número de almas caen en el Purgatorio y
permanecen allí durante largos años es simplemente porque nunca trabajaron en
serio para evitarlo o nadie les dijo como hacerlo.
Por eso nos permitimos darles algunos consejos para evitar el purgatorio o estar el menor tiempo posible.
Lo que proponemos es fácil de llevar a cabo, es práctico y está al
alcance de todos.
Y por otra parte, lejos de ser molestos, su uso servirá para
hacer nuestras vidas más felices en la Tierra y te quitará el temor exagerado a
la muerte.
Pero que quede claro: la razón por la que tenemos que pasar por el
Purgatorio después de la muerte es que hemos cometido pecados, y no los hemos
expiado.
Cada pecado individual debe ser expiado, en esta vida o en
la próxima.
Ni siquiera la más mínima sombra de pecado o mal puede
entrar en la santa presencia de Dios.
Cuanto más graves y frecuentes son los pecados, más largo
será el período de expiación y más intenso será el dolor.
Y no es culpa ni el deseo de Dios que vayamos al purgatorio.
La culpa es toda nuestra. Porque hemos pecado y no hemos hecho expiación.
Incluso después de nuestro pecado, Dios, en su infinita
bondad, pone a nuestra disposición muchos medios sencillos y eficaces mediante
los cuales podemos ser perdonados.
La mayoría de los cristianos, por imprudencia, negligencia o
incomprensión de estos medios tiene que pagar sus deudas en la prisión del
Purgatorio.
Entonces, aquí les ofrecemos 12 consejos para evitar llegar a la situación de
pecado.
Pero si pecamos, entonces lo debemos confesar a un sacerdote y hacer reparación por el pecado cometido.
figura huma difuminada atras de un vidrio purgatorio fondo
LOS 12 CONSEJOS PARA EVITAR EL PURGATORIO O ESTAR EL MENOR
TIEMPO POSIBLE EN ÉL
1.- PEDIR A DIOS
En cada oración que dices, cada Misa que oyes, cada Comunión
que recibes, toda buena obra que realices debe tener la intención expresar y de
implorar a Dios que te conceda una muerte santa y feliz y que no haya purgatorio.
Seguramente Dios escuchará una oración dicha con tanta
confianza y perseverancia.
2.- HACER LA VOLUNTAD DE DIOS
Siempre desear hacer la voluntad de Dios. Es en todos los
sentidos lo mejor para ti.
Cuando hagas o busques cualquier cosa que no es la voluntad
de Dios, date por seguro que vas a sufrir.
Decir, por lo tanto, con fervor cada vez que se recita el
Padre Nuestro haz hincapié en “Hágase tu voluntad”.
3.- SOPORTA
Acepta todos los sufrimientos, penas, dolores y decepciones
de la vida, ya sean grandes o pequeñas.
La mala salud, pérdida de bienes, la muerte de tus seres
queridos, el calor o el frío, la lluvia o el sol como proveniente de Dios.
Soportarlas con calma y paciencia por amor a Él y en
penitencia por tus pecados.
Por supuesto, puedes utilizar todos tus esfuerzos para
protegerte de los problemas y del dolor, pero cuando uno no puede evitarlos, hay que sopórtalos con paciencia.
La impaciencia y la resistencia a aceptarlos hacen que los sufrimientos sean
mucho mayores y más difíciles de soportar.
4.- ACEPTA TU PASIÓN
El acto más grande en la vida de Cristo fue su pasión. Él tenía una pasión como cada uno de nosotros
tiene una pasión.
Nuestra pasión consiste en los sufrimientos y trabajos de
cada día.
Por lo tanto, vamos a hacer nuestro trabajo, aceptar las
decepciones y dificultades y llevar nuestros dolores en unión con la Pasión de
Cristo.
Ganamos más mérito por un poco de dolor que por años de
placer.
5.- PERDON / CONFESIÓN
Perdona todas las injurias y las ofensas como Dios nos
perdona.a nosotros. Por lo tanto ve a la confesión.
Este sacramento del
perdón o confesión hace más que “sólo” librarnos de nuestros pecados; nos da un
enorme aumento en la gracia santificante.
Ganamos para nosotros un lugar más alto en el cielo, con un
aumento de la unión con Dios.
Cada vez que vamos a la confesión, somos preservados de
muchos peligros y desgracias que de otra manera nos habrían sobrevenido.
Una confesión devota nos ayuda a escuchar las inspiraciones
del Espíritu Santo, y de escuchar y seguir el consejo de nuestro ángel de la
guarda.
6.- EVITA LAS SITUACIONES DE PECADO
Evita los pecados mortales, pecados veniales deliberados y
rompe los malos hábitos.
Entonces será relativamente fácil satisfacer la justicia de
Dios por los pecados de la fragilidad.
Por encima de todo, evita los pecados contra la caridad y la
castidad en pensamiento, palabra y acción, porque estos pecados son la razón
por los que muchas almas se encuentran detenidas en el Purgatorio por un largo
tiempo.
7.- CUIDATE Y AYUDÁ
Haz muchas pequeñas cosas, actos de bondad y caridad, da la
limosna, no murmures o te quejes cuando las cosas no son como las deseas, no te
quejes de los demás, nunca te niegues a hacer un favor a los demás cuando sea
posible.
Estos actos son una espléndida penitencia.
8: USA TU PODER DIRIGIDO A LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Pon todo tu poder para las Santas Almas del Purgatorio.
Ora por ellas constantemente, consigue que otros lo hagan,
únete a asociaciones de amigos de las pobres almas y pide a todos que hagan lo
mismo.
Las Santas Almas te lo pagarán generosamente.
9.- VISITA LOS SACRAMENTOS
No existe manera más poderosa de obtener de Dios una muerte
más santa y feliz que la confesión semanal, la misa diaria y la comunión
diaria.
Las misas pueden ayudar, antes o después de la muerte para
que alguien acelere su tiempo en el Purgatorio.
10.- VE A HABLAR CON JESÚS SACRAMENTADO
Una visita diaria al Santísimo Sacramento – aunque sólo sea
por tres o cuatro minutos – es una manera fácil de obtener la misma gracia.
Arrodíllate en la presencia de Jesús con los ojos fijos en
el Tabernáculo o Custodia, seguro de que él te está mirando.
A continuación, repite pequeñas oraciones como estas:
Mi Jesús, Misericordia; Mi Jesús, ten piedad de mí, pecador;
Mi Jesús, te amo. Mi Jesús, dame una muerte feliz.
11.- EL ESCAPULARIO CARMELITA
Inscribite y lleva el Escapulario de Nuestra Señora del
Monte Carmelo. “Todo aquel que muere vestido de este escapulario no sufrirá el
fuego eterno.”
Esta es la Promesa de la Santísima Virgen María, hecha 16 de
julio 1251 a San Simón Stock.
El Privilegio Sabatino es la promesa de María para liberar
del Purgatorio poco después de la muerte a todos aquellos que:
1) lleven el escapulario marrón
2) observen la castidad según su estado de vida y
3) digan el Pequeño Oficio de la Santísima Virgen María
todos los días.
Para tener derecho a esta promesa escapular, uno debe estar
inscrito en la familia del Carmelo.
Esta es una ceremonia simple que toma sólo un momento y
puede ser realizada por cualquier carmelita o sacerdote debidamente autorizado
.
La maternidad de María no se limita a los católicos. Se
extiende a todos los hombres.
Muchos milagros de conversión se han obrado en favor de los
no católicos que han practicado la devoción al escapulario.
12.- USA AGUA BENDITA
El agua bendita es un sacramental que remite el pecado
venial.
A causa de la bendición que se le atribuye, la Santa Iglesia
alienta encarecidamente su uso a sus hijos, especialmente cuando el peligro
amenaza, tales como incendios, tormentas, enfermedades y otras calamidades.
Cada hogar católico debe tener un suministro de agua
bendita.
Mantené tu alma maravillosamente pura a los ojos de Dios al hacer la
señal de la cruz mientras dices:
“Por esta agua bendita y por Tu Sangre Preciosa, lava todos
mis pecados y los pecados de las Pobres Almas del Purgatorio, Señor.”
Seguinos en Instagram:
https://www.instagram.com/yoamoaxto/
Seguinos en Instagram:
https://www.instagram.com/yoamoaxto/
Fuentes:
http://www.spiritdaily.net/purgatory2.htm
https://www.ewtn.com/library/SPIRIT/AVOIDPRG.TXT
http://www.spiritdaily.net/sistermg.htm
http://www.ncregister.com/daily-news/how-to-help-the-holy-souls-in-purgatory
http://www.spiritdaily.com/Afterlife2015d.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Purgatorio
https://forosdelavirgen.org/83842
No hay comentarios:
Publicar un comentario