El Diablo le dio suficientes pruebas de su existencia, al
Padre Pío obligándolo a afrontar “ásperos combates”.
Tales batallas fueron reconocidas en la correspondencia del
fraile y fueron reales combates, siendo algunas con sangre.
Estas son algunas de los sucesos que le ocurrieron al Padre
Pío con el demonio.
EL PADRE PÍO SUFRIÓ VARIEDAD DE ATAQUES DEL DEMONIO
Cuenta el Padre Gabriele Amorth que desde su infancia, el
padre Pío disfrutó de visiones celestiales pero que también experimentó presencias
diabólicas terribles.
Estos le atormentaban en las formas más terribles.
De vez en cuando le azotaba con cadenas pesadas, dejándolo
herido y sangrando.
Afortunadamente, el propio Padre Pío describe muchos de sus
encuentros con los demonios.
En una carta al Padre Benedetto el 3 de junio 1919 el Padre
Pio dice: “no tengo un minuto libre todo mi tiempo los uso en arrebatar a mis
hermanos de las garras de Satanás”.
Los cuentos de su director espiritual en 1911 en el
monasterio de Venafro son particularmente vívidos.
Esa fue la primera vez que el Padre Pio reveló su rica vida
interior, sus visiones y sus tormentos diabólicos.
El diablo se le aparecía como un gato negro feo, o en la
forma de un animal verdaderamente repugnante. La intención era obvio, llenarlo de terror.
Otras veces los demonios venían como niñas jóvenes, desnudas
y provocadoras, realizando bailes obscenos, para poner a prueba la castidad del
joven sacerdote.
Pero el Padre Pío sintió su mayor peligro cuando el diablo
trataba de engañarlo, tomando la forma de uno de sus superiores (su superior
provincial o su director espiritual) o en una forma sagrada (el Señor, la
Virgen, o San Francisco).
Aprendió una “regla de oro”, que también encontramos en los
escritos de Santa Teresa de Jesús, y que enseñó algunos de sus seguidores
espirituales.
Se dio cuenta que hay una cierta timidez cuando la Virgen o
el Señor se aparecen, seguido de una sensación de paz cuando la visión se va.
Por otro lado, un diablo en forma sagrada provoca una
inmediata sensación de alegría y de atracción, sustituido posteriormente por el
remordimiento y tristeza.
En una carta a su director espiritual el 18 de diciembre de
1912, el Padre Pio dijo:
“La otra noche, el diablo se me apareció como de uno de
nuestros padres y me dio una orden muy estricta del Padre Provincial de no
escribir para usted nada más.
Porque que está en contra de la pobreza y es un serio
obstáculo a la perfección.
Confieso mi debilidad, querido Padre, porque lloré
amargamente, creyendo que se trata de un hecho.
Nunca sospeché ni siquiera débilmente que se trataba de una
de las trampas del ogro hasta que el ángel me reveló el fraude”.
LOS ATAQUES FÍSICOS
Respecto a los ataques físicos del demonio hay muchas
cartas, menciones y testimonios.
En una ocasión, el Padre Francesco estaba a punto de salir
de la celda del Padre Pío.
Y dijo éste, “No se vaya, de lo contrario el demonio vendrá”.
Se quedó un tiempo, pero después se fue y a unos pocos pasos
de distancia oyó un ruido terrible, y regresó. El Padre Pio había sido
asaltado.
El Padre Pio reveló la ferocidad alucinante de la malicia
diabólica:
“El ogro no va a admitir la derrota; ha aparecido en casi
todas las formas.
Durante los últimos días, me ha hecho visitas junto con
algunos de sus seguidores armados con palos y armas de hierro y, lo que es
peor, su propia forma de diablos.”
El Padre Pio reveló los increíbles sufrimientos a los que le
sometía el diablo:
“¿Quién sabe cuántas veces me ha tirado para sacarme de la
cama y me arrastró por la habitación?…
La otra noche fue una de las peores.
Desde las diez de la noche cuando fui a la cama hasta las
cinco de la mañana, el maligno no dejaba de golpearme…
Realmente pensé que era la última noche de mi vida; o si no
me muero, me volvería loco.
A las cinco en punto de la mañana, cuando el maligno me
dejó, todo mi ser estaba envuelto en dolores y temblando de pies a cabeza.
Duró unas pocas horas. Estaba sangrando de la boca…”
En la noche del 5 de julio de 1964, un grito de pedido de
ayuda se escuchó en el convento:
“Hermanos, ayuda” Era
el Padre Pío pidiendo ayuda a sus hermanos, quienes corrieron a ayudarlo.
Y encontraron Padre Pio tendido en el piso sangrado de la
nariz y la frente, y con heridas encima de la ceja derecha.
Estas batallas contra el demonio las dio también por otras
personas.
PADRE PÍO EXORCISTA
El padre Pío podía distinguir con claridad si el alma de una
persona estaba poseída por satanás. Le comunicaría entonces el peligro a la
persona sola.
Durante la confesión, a veces hacía un gesto como para
alejar algo. Tal vez le estaba pidiendo al Señor para liberar al penitente de
una tentación o mal hábito.
Muchas de las luchas más difíciles del Padre Pío con los
demonios se producían cuando trataba de rescatar a las almas de la posesión
diabólica, ya sea en el confesionario o cuando él estaba orando por uno de sus
seguidores espirituales.
El Padre Pío nunca se realizó exorcismos oficiales. Él, sin
embargo, tenía un discernimiento extraordinario para las almas en peligro.
Muchas personas supuestamente poseídas por los demonios
fueron llevados ante el Padre Pío, y su actitud cambiaba con cada caso
diferente.
Digamos que él podía decir si la posesión era susceptible de
liberación o no.
Una vez el Padre Pío liberó un joven simplemente
pronunciando las palabras “Vete”. Pero tales liberaciones repentinas eran
extremadamente raras.
Otra vez don Faustino Negrini acompañado de una persona
joven llamado Agnese Salamoni, que había sido maldecido por ser la “niña modelo
de la parroquia” fue capturada por una repentina posesión diabólica.
El Padre Pio dijo que una simple bendición sobre ella, y parecía dar sus frutos.
El mismo Don Faustino completó la liberación, después de 13
años de oración. Parece que el Padre Pío tenía la sensación de que aún no había
llegado su hora de liberación.
EL PERRO DE 1906
Uno de los primeros contactos que el Padre Pío ha tenido con
el príncipe del mal, remonta al año de 1906 cuando el Padre Pío volvió del
convento de Sant ‘Elia a Pianisi.
Una noche de verano no logró dormirse por el calor sofocante. De la habitación vecina le llegó el ruido de los pasos de un hombre.
El Pobre fraile Anastasio no puede dormir como yo, pensó el
Padre Pío. Quiero llamarlo, al menos para hablar un poco.
Fue a la ventana y llamó el compañero, pero la voz se le quedó en la garganta: al observar que sobre el
alféizar de la ventana vecina se asomó un monstruoso perro.
Así el mismo Padre Pío contó:
Por la puerta con terror; vi entrar un gran perro, de cuya
boca salió mucho humo.
Caí sobre la cama y oí que dijo: ‘es él, es él’ – mientras
estuve en aquella posición.
Vi aquel animal que saltó sobre el alféizar de la ventana, y
luego de esto se lanzó sobre el techo del frente, y desapareció.
EL PADRE PÍO MOLESTA MÁS QUE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Las luchas entre el Padre Pío y satanás se agriaron cuando
el Padre Pío liberó a los poseídos.
Más de una vez – el Padre Tarcisio contó que antes de salir del cuerpo de un poseído, el Malvado ha
gritado:
Padre Pío nos das más molestias tú que San Michele. Y
también: Padre Pío, no nos arranques las almas y no te molestaremos.
Pero veamos cómo el mismo Padre Pío describe en las cartas
mandadas a sus directores espirituales, los asaltos de Satanás.
Carta al padre Agostino, del 18 de enero de 1912:
… Barba Azul no quiere ser derrotado. Él ha venido a mí casi
asumiendo todas las formas.
Desde varios
días acá, me viene a visitar, junto con
otros de sus espíritus infernales armados de bastones y piedras. Lo que es
peor; es que ellos, vienen con sus semblantes.
Tal vez cuántas veces, me ha sacado de la cama y me ha
arrastrado por la habitación. ¡Pero paciencia! Jesús, la Mamá, el angelito, San
José y el padre San Francisco siempre
están conmigo.
La carta a Agostino del 5 de noviembre de 1912: Estimado
Padre:
Yo no puedo explicarle, a usted cómo ellos están pegándome.
A veces yo pienso que me voy a morir.
El sábado yo pensé que ellos realmente quisieron matarme, yo
no hallaba a qué santo pedirle ayuda.
Yo me dirigí a mi ángel de la guarda, suplicándole ayuda,
quien me hizo esperar largo tiempo, y finalmente, él voló alrededor de mí y con su voz angélica cantó
himnos de alabanza a Dios.
Entonces una de esas escenas usuales pasó; Yo le reñí
severamente, porque él me había hecho esperar tanto por su ayuda, a pesar de
que lo había llamado urgentemente.
Y por castigo, yo no quise mirarlo a la cara, yo quería que
él recibiera más que un castigo de mí, yo quise huirle.
Pero, él pobre, me miró llorando, él me tomó, hasta que yo
lo mirara, yo lo miré fijamente en la cara y vì que él lo sentía.
LOS DEMONIOS NO QUIEREN QUE EL PADRE PIO CUENTE SUS BATALLAS
Carta al Padre Agostino
del 18 de noviembre de 1912…..
El enemigo no quiere dejarme solo, me pega continuamente. Él
intenta envenenar mi vida con sus trampas infernales.
Él se molesta mucho porque yo le cuento estas cosas. Él me
hace pensar en no decirle, los hechos que pasan con él. Él me dice que lo narre
a las visitas buenas que yo recibo; de hecho él dice que le gustan sólo estas
historias.
El pastor ha estado informado de la batalla que yo tengo con
estos demonios, y con referencia a sus
cartas; él me sugirió que yo vaya a su oficina a abrir las cartas.
Pero en cuanto yo abrí la carta, junto con el pastor,
encontramos que la carta estaba sucia de tinta. ¿Era la venganza del diablo?
Yo no puedo creer, que usted me ha enviado la carta sucia;
porque usted sabe que yo no puedo ver bien.
Al principio nosotros no pudimos leer la carta, pero después
de poner el Crucifijo en la carta; nosotros tuvimos éxito leyéndola, aun cuando
nosotros no éramos capaces de leer en
letras pequeñas…
GOLPEADO EN FORMA BRUTAL
La carta al Padre Agostino del 13 de febrero, de 1913:
Ahora, que veintidós días han pasado, desde que Jesús
permitió a los diablos para descargar su enojo sobre mí.
Mi Padre, mi cuerpo todo se machuca de las palizas que yo he
recibido en el presente por nuestros enemigos.
En varias oportunidades, ellos me han quitado mi camisa
incluso, y me han golpeado de una manera
brutal…
JESÚS LO LEVANTA
Carta al Padre Benedetto de fecha 18 de marzo de 1913:
Estos diablos no dejan de pegarme, mientras que también me tumban de la cama.
¡Ellos igualmente me quitan mi camisa, para pegarme! Pero
ahora ellos no me asustan ya.
Jesús me ama, Él me alza a menudo y me pone en la cama.
CON SATANÁS EN EL CONFESIONARIO
Satanás fue más allá de todos los límites de
provocación, con el Padre Pío; hasta le
dice que él era un penitente. Éste es el testimonio del Padre Pío:
Un día, mientras yo estaba oyendo las confesiones, un hombre
vino al confesionario dónde yo estaba.
Él era alto, guapo, vestido con algo de refinamiento y era
amable y cortés.
Comenzó a confesar sus pecados; los cuales, eran de cada
tipo: contra Dios, contra el hombre y contra las morales. ¡Todos los pecados
eran molestos!
Yo estaba desorientado, por todos los pecados que él me
dijo, y respondí.
Le traje la Palabra de Dios, el ejemplo de la Iglesia, la
moral de los Santos, pero el penitente enigmático se opuso a mi palabras
justificando, con habilidad extrema y cortesía, todo tipo de pecado.
Él vació todas las acciones pecadoras y él intentó hacerlas
normal, natural, y humanamente comprensibles todas sus acciones pecadoras.
Y esto no solamente para los pecados que eran repugnantes
contra Dios, Nuestra Señora, y los Santos, él fue rotundo sobre la
argumentación sobre pecados morales muy sucios y ásperos.
Las respuestas que él me dio con experimentada malicia me
sorprendieron.
Yo me pregunté: ¿quién es él? ¿De qué mundo viene él? E
intenté mirarlo bien, leer algo en su cara.
Al mismo tiempo concentré mis oídos a cada palabra, para
darle el juicio correcto que merecían.
Pero de repente; a través de una luz vívida, radiante e
interior yo reconocí claramente quién era él.
Con autoridad divina yo le dije: diga…….”Viva Jesús por
siempre” “Viva María eternamente”.
En cuanto yo pronuncié estos nombres dulces y poderosos,
satanás desapareció al instante en un goteo de fuego, mientras dejaba un hedor
insoportable.
EL PADRE PÍO SE TRANSFORMA EN JESÚS
Don Pierino es sacerdote y uno de los hijos espirituales del
padre Pío que estaban al mismo tiempo presentes. Fr. Pierino cuenta la
historia:
Un día, el Padre Pío estaba en el confesionario, detrás de
las cortinas. Las cortinas del confesionario no estaban cerradas totalmente y
yo tuve la oportunidad de mirar al Padre Pío.
Los hombres, mientras miraban los registros, se apartaron,
todos en una sola fila. Del lugar dónde yo estaba, yo leía el Breviario,
intentando siempre mirar al Padre.
Por la puerta de la iglesia pequeña, entró un hombre. Él era
guapo, con los ojos pequeños y negros, pelo canoso, con una chaqueta oscura y
los pantalones bien arreglados.
Yo no quise distraerme, y seguí recitando el breviario, pero
una voz interior me dijo: “¡Detente y mira!”. Yo miraba al Padre Pío.
Ese hombre,
simplemente se detuvo delante del confesionario, después de que el
penitente anterior se marchó. Él desapareció rápidamente entre las cortinas,
mientras estaba de pie, delante del Padre Pío.
Entonces yo no vi más al hombre cabello oscuro. Algunos
minutos después, el hombre se hundió en el suelo con sus piernas ensanchadas.
En la silla en el confesionario, de pronto ya no vì al Padre
Pío, y en su lugar vì a Jesús, pero, Jesús era rubio, joven y guapo y miró
fijamente al hombre, quien tuvo por
tumba al suelo.
Entonces de nuevo logré ver al Padre Pío que surgió otra vez. Él volvió para tomar su asiento en
su mismo lugar y su apariencia emergió de la de de Jesús.
Ahora podía ver claramente al Padre Pío. Yo oí su voz
inmediatamente: “¡Dense prisa!” ¡Nadie notó este acontecimiento! Todos
continuamos de nuevo en lo que estábamos.
Fuentes: www.forosdelavirgen.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario