Hay situaciones externas que nos vuelven vulnerables a los
demonios, a sus ataques.
Como por ejemplo problemas de salud, cambios bruscos en nuestra forma de vida, la pérdida de un ser querido, un trabajo. un amor no correspondido, la plata que no alcanza. Todo tipo de situaciones que nos hacen perder el equilibrio, la paz interior.
Situaciones que nos llevan en muchos casos a estar deprimidos, continuamente angustiados, desmoralizados, confusos, enojados. En en el mejor de los casos nos lleva a tomar medicamentos por ejemplo, y en el peor de los casos, nos lleva a otro tipo de paliativos que nos terminan haciendo más daño y nos vuelven dependientes y esclavos.
Seguramente encontremos una y mil razones para justificar porqué nos sentimos tan mal, pero no percibimos que podemos estar sufriendo un ataque demoníaco, que no se cura ni con medicamentos ni con la esperanza que sólo desparezcan.
Ahora bien, es muy importante que tengas claro que nuestra lucha no es contra fuerzas humanas, sino con la fuerzas oscuras que que dirigen este mundo (Efesios 6,12)
Por lo tanto un ataque demoníaco es parte de la guerra espiritual que el
maligno ha desatado contra vos.
Y la única forma de salir vencedor es combatirla con las
armas propias de la batalla espiritual, con la armadura de Dios (Efesios 6,11) de lo contrario puede que demores mucho
en salir o no salgas nunca.
El objetivo de estos ataques es desestabilizarte para que te caigas. Lo que busca es neutralizarte espiritualmente para que te alejes de la única fuente de paz y protección. Para luego ofrecerte soluciones mágicas para calmar tu espíritu.
Y ¿Cuáles son esas soluciones que te ofrece el maligno?
Los hay de todo tipo. Sin embargo hará foco en tus debilidades. No te olvides que él te conoce más que vos mismo.
Buscará convencerte para que recurras a cualquier cosa menos a Dios. Cualquier cosa que elijas, que no sea Dios, será una victoria para él y una derrota para vos y para tu camino a la salvación.
Te dirá que recurras a tarotistas, adivinadoras, espiritistas, sectas, la búsqueda desesperada del dinero, e incluso cosas que no son malas en sí pero que cumple el objetivo que no busques a Jesús como tu salvador.
Y sólo para aclarar, Dios se presenta como celoso en el sentido de que no tolera la idolatría (del tipo que sea) ni la adoración a otros dioses. Su amor y compromiso hacia su pueblo son profundos y espera una lealtad total por parte de ellos.
Es importante entender que el término "celoso" en este contexto no tiene connotaciones negativas como la envidia o el egoísmo humanos. En el caso de Dios, su celo está basado en su amor y deseo de proteger la relación especial que tiene con su pueblo.En síntesis con relación a los ataques, el enemigo de este mundo sigue la LEY DE LO MENOS MANO PARA ALEJARTE DE JESÚS. Si no logra que entregues tu alma a por intermedio de prácticas claramente en contra de Dios, al menos intentará que pongas en el primer lugar de tu vida cualquier actividad, persona o cosa que se convierta, sin darte cuenta, en un ídolo. Un ídolo que desplace a Dios del primer lugar en tu vida. Y no te olvides nuestro Dios es un Dios celoso (Éxodo 20,5).
Por lo tanto debes comprender que la única forma de no ser
afectado por este ataque o repelerlo, es mantenerte fuerte espiritualmente, unido
firmemente a Dios uno y trino, y a la Virgen María, como las ramas están unidas al árbol que le
da vida.
Y que el ataque siempre funciona tratando de producir
confusión, debilitamiento emocional, distracción del objetivo principal de tu vida e instalando el miedo.
Y lo hace a través de la mentira y el engaño, aún de parte
de fuentes que antes te parecían confiables.
¿Y cómo detectar que el demonio te está atacando
espiritualmente y que no se trata de un problema psicológico o que simplemente estás en unos días
malos?
Veamos los 10 signos característicos que podrías adjudicarlos a que estás sufriendo un ataque espiritual.
1. Sentimiento de opresión o pesadez
Este es un síntoma común de un ataque espiritual. Puedes experimentar una sensación de carga emocional o espiritual sin una razón aparente. Es como si llevaras un peso sobre ti que te provoca malestar y dificulta tu bienestar general.
2. Pensamientos negativos persistentes
Si te encuentras constantemente acosado por pensamientos negativos, autodestructivos o llenos de duda, podría ser una señal de un ataque espiritual. Estos pensamientos pueden ser intrusivos y persistentes, afectando tu estado de ánimo y perspectiva.
3. Desánimo y pérdida de esperanza
Sentirte constantemente desanimado, sin esperanza o sin motivación puede indicar la presencia de un ataque espiritual. Puedes experimentar una sensación abrumadora de desesperanza que afecta tu capacidad para encontrar alegría y propósito en la vida.
4. Conflictos interpersonales
Si de repente experimentas conflictos frecuentes e intensos con personas con las que generalmente tienes relaciones armoniosas, podría ser un signo de interferencia espiritual. Estos conflictos pueden ser inusuales y desproporcionados, y dificultan tus relaciones personales.
5. Insomnio o pesadillas recurrentes
La dificultad para dormir, las pesadillas frecuentes o despertar cansado sin razón aparente pueden ser indicadores de un ataque espiritual. Estos trastornos del sueño pueden afectar tu descanso y tener un impacto negativo en tu salud y bienestar general.
6. Pérdida de paz interior
Si sientes una inquietud constante, ansiedad o una sensación de falta de paz en tu vida, es posible que estés bajo un ataque espiritual. Puedes experimentar una agitación interna y una sensación de que algo no está en equilibrio, incluso en momentos de calma aparente.
7. Enfermedades inexplicables
Experimentar problemas de salud persistentes sin una causa médica clara podría ser una señal de un ataque espiritual. Estas enfermedades inexplicables pueden manifestarse físicamente y dificultar tu bienestar físico y emocional.
8. Obstáculos y bloqueos recurrentes
Si te encuentras enfrentando repetidamente obstáculos y bloqueos en tu vida, especialmente cuando estás tratando de avanzar espiritualmente, podría ser una indicación de interferencia espiritual. Estos obstáculos pueden manifestarse en diferentes áreas de tu vida, como relaciones, trabajo o crecimiento personal.
9. Dudas y cuestionamiento de fe
Si de repente te encuentras cuestionando tu fe, sintiendo dudas o dificultades para conectarte espiritualmente, podría ser resultado de un ataque espiritual. Puedes experimentar una crisis de fe que pone en peligro tu relación con lo divino y te llena de incertidumbre.
10. Pérdida de sentido de propósito
Sentirte perdido, sin dirección o sin un sentido claro de propósito en la vida puede ser un signo de un ataque espiritual. Puedes experimentar una sensación de vacío y desconexión, sin saber cuál es tu propósito o qué dirección tomar en tu vida. Esta pérdida de sentido puede generar confusión y frustración, y afectar tu motivación y satisfacción en diferentes áreas de tu vida, incluyendo el ámbito académico, laboral y personal.
En un ataque espiritual, es posible que sientas que tus metas y aspiraciones se vuelven borrosas o sin importancia, y que te encuentres luchando por encontrar un propósito más profundo y significativo. Puedes preguntarte sobre el sentido de la vida y sentirte desorientado en cuanto a tus valores y creencias fundamentales.
Es importante tener en cuenta que estos síntomas también pueden estar asociados con otras condiciones o situaciones de la vida. Por eso, es esencial buscar discernimiento espiritual y apoyo adecuado para evaluar y abordar cualquier situación de opresión espiritual que puedas estar experimentando.
Si sientes que estás pasando por un periodo de opresión espiritual, te recomendaría buscar ayuda y apoyo de un líder espiritual, consejero o comunidad de fe. Ellos pueden brindarte orientación y apoyo en tu proceso de liberación y restauración espiritual.
En conclusión, cuando te sucedan varias de estas cosas debes tomar
conciencia de que es muy factible que estás bajo un ataque.
Y ¿Qué podemos hacer cuando estamos bajo un ataque?
Antes que nada es bueno recordar lo que el Señor le dijo a Santa
Faustina Kowalska:
"Hija Mía, quiero instruirte sobre la lucha espiritual.
Nunca confíes en ti misma, sino que abandónate totalmente a
Mi voluntad"
Y entonces haz estas cosas cuando tomes conciencia del
ataque:
1. Reprende al atacante aunque no lo veas, pero está ahí,
nombra al demonio porque eso te dará poder sobre él.
Vade retro satanás.
2. Y recurre a San Miguel Arcángel, a la Santísima Virgen y a
Nuestro Señor Jesucristo para que expulsen de al lado tuyo a los demonios que
están tratando de tentarte y neutralizarte.
Los exorcistas nos dan información muy valiosa sobre cómo
expulsar demonios.
Ellos los expulsan con el poder de Jesucristo.
A veces el Arcángel Miguel viene a la batalla y amenaza al
demonio con su espada.
Y los demonios le tienen pavor a la Santísima Virgen.
Una vez el Padre Cándido Amantini le hizo una pregunta al
demonio que poseía a una persona:
"¿Por qué tienes más miedo cuando invoco a María que cuando
imploro al mismo Dios"
Y el demonio respondió: «Me siento más humillado siendo
vencido por una simple criatura que por Dios mismo»
3. Mantén una vida de oración La oración es una poderosa herramienta para conectarte con lo divino y fortalecer tu espíritu. Dedica tiempo diario a la oración, buscando la guía y protección de Dios.
4. Estudia y medita en la Palabra de Dios
La Biblia es una fuente de sabiduría y fortaleza espiritual. Dedica tiempo a leer y reflexionar sobre los pasajes bíblicos que te ayuden a enfrentar los desafíos espirituales que estás experimentando.
5. Busca apoyo espiritual
No enfrentes los ataques espirituales solo/a. Busca el apoyo de un líder espiritual o un consejero pastoral de confianza que pueda brindarte orientación y acompañamiento en tu camino espiritual.
6. No abandones...
La hora y el lugar de la oración, los sacramentos, la adoración eucarística y lee la escritura leyendo algún salmo o abriendo la biblia al azar.
7. Utiliza la armadura espiritual
En el libro de Efesios (Ef 6,11), se describe la "armadura de Dios" como una metáfora para protegernos de los ataques espirituales. Viste la armadura espiritual, que incluye la verdad, la justicia, la fe, la salvación, la Palabra de Dios y la oración, para mantenerte firme ante los embates del enemigo.
8. No abandones los lugares de poder
Tu iglesia, tu familia y tus obras son lugares de poder.
9. No te desconectes de la protección pastoral.
Muchas veces hay gente bajo ataque que se niega a ser ayudada; la confesión, la dirección espiritual y el frecuentar amigos de fe son el antídoto.
10. Rompe el debilitamiento y la opresión alabando a Dios
Vístete con un manto de alegría en lugar de un espíritu angustiado.
Tararea canciones, las viejas canciones de alabanza, dejando que tu corazón llegue al Señor.
Cuando damos gracias y alabamos a Dios, nunca triunfa el enemigo.
11. Rompe el círculo vicioso del miedo, con amor.
La Escritura nos dice que el amor perfecto echa fuera el temor.
Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, amor y una mente disciplinada
No importa lo que satanás te diga, no es la verdad, sino una perversión de la verdad.
Siempre que nos doblegamos a la fuerza del diablo en lugar de la de Dios, la calidad de nuestra vida se reduce; algo en nosotros muere cuando creemos una mentira.
12. Busca la compañía de otros creyentes
Mantén una comunidad de fe sólida. Participa en grupos de oración, estudios bíblicos o comunidades religiosas que te brinden apoyo y aliento espiritual.
13. Practica el perdón y la reconciliación
El perdón es fundamental en la vida cristiana. Perdona a aquellos que te han causado daño y busca la reconciliación cuando sea posible. Esto libera tu corazón de cargas emocionales y abre espacio para la sanación espiritual.
14. Fortalece tu vida interior
Cultiva una relación íntima con Dios a través de la adoración, la contemplación y la práctica de la presencia de Dios en tu vida diaria. Esto te ayuda a mantener tu enfoque en lo divino y a resistir los ataques espirituales.
15. Recuerda que no estás solo/a:
Confía en que Dios está contigo en medio de los desafíos espirituales. Él promete nunca abandonarte y estar presente en cada situación. Busca su fortaleza y refugio en tiempos de dificultad.
En resumen, los ataques espirituales son muy comunes en
nuestros días.
Pero muchas personas los transitan sin saberlo, pensando que
están experimentando un problema psicológico, o una depresión, o que le sucedió
un hecho que le ha cambiado la vida.
Y como un problema trae al otro, se enroscan en un círculo
vicioso que les impide salir.
Por eso ten presentes los 10 síntomas típicos de ataque
espiritual que hemos mencionado.
Si tienes varios de ellos, entonces probablemente estés pasando por un ataque espiritual del demonio.
E inmediatamente que tomes conciencia de que es así activa
las recomendaciones que te hemos dado para librarte del ataque.