¿Porqué cuando envejecemos amamos más rezar el Rosario? Si no lo sabés Benedicto XVI te lo cuenta

 

La imagen del Santo Rosario y María. Al lado el Papa Benedicto XVI

🔽Y además veremos cómo hacer para rezar el Santo Rosario para que de más frutos. Conocerás sobre su devoción a María, una hermosa explicación sobre el Rosario y finalmente algunos consejos imperdibles que harán que el cielo se acerque más a tu vida.

🔽Lo que más se destaca de Benedicto XVI de su devoción a María es su profundidad doctrinal, las argumentaciones que realizó, y las recomendaciones que nos dejó para amar a María y sobre cómo rezar el Santo Rosario. 

💓La devoción mariana de Benedico XVI

Al día siguiente de su elección como Papa, Benedicto XVI se dirigió a los cardenales haciendo una promesa incondicional de fidelidad al servicio de Jesucristo y de su Iglesia. 

Dijo que para sostenerse en esta promesa, invocaba la maternal intercesión de María Santísima, en cuyas manos ponía el presente y el futuro de su persona y de la Iglesia. 

El Cardenal Ratzinger veía en María un remedio y una pedagogía que nos lleva y nos acerca a Cristo, «María debe ser más que nunca la pedagogía, para anunciar el Evangelio a los hombres de hoy», le dijo al periodista católico Vittorio Messori en 1985. 

Dijo que hay que volver a María para redescubrir la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la Iglesia y la verdad sobre la persona humana. 

Y agregó que, «Si el lugar ocupado por María ha sido siempre esencial para el equilibrio de la fe, hoy es urgente, como en pocas otras épocas de la historia de la Iglesia, redescubrir ese lugar». 

Le reveló a su biógrafo Peter Seewald que María es la figura pura de la humanidad y de la Iglesia, y esto a pesar de la poca información sobre ella en las Escrituras. 

Y fue un paso más allá, diciendo que Ella expresa los sentimientos más íntimos del cristianismo, y por medio de Ella se puede tener una experiencia del cristianismo como la religión de la confianza y de la certeza. 

A través de la Santísima Madre las personas encuentran a Dios, y de este modo, la religión ya no es una carga sino una ayuda para afrontar la vida.

Sma Virgen María

Y por eso siempre ha sido la Madre Santísima que llegó a las personas en las misiones y acercándoles a Cristo, su hijo amado. 

Por ejemplo, en México, al principio no podía florecer la obra misionera, hasta que ocurrió el fenómeno de Guadalupe, y Ella les hizo llegar a Su hijo a los indígenas. 

Pero aún antes, María, a la vez niña judía y madre del Mesías, unió de manera viva e indisoluble al antiguo y al nuevo Pueblo de Dios, Israel y cristianismo, sinagoga e Iglesia. 

María es el antídoto contra la fe como abstracción y el antídoto contra la Iglesia como mera organización, partido y grupo de presión humano. 

María proyecta a su vez una luz sobre lo que el Creador quiso para la mujer en todos los tiempos, por su virginidad y maternidad, que nos llevan al misterio de la mujer. 

De modo que María une en su persona los misterios más importantes de la fe. 

María también hace un llamamiento alentador a quienes dudan en entregarse plenamente a su vocación en la vida. 

Se vuelve hacia nosotros diciendo, tengan valor de atreverse con Dios, inténtenlo, no tengan miedo, encomiéndense a Dios, y verán que su vida se hará amplia y ligera, llena de infinitas sorpresas, porque la infinita bondad de Dios nunca se agota.

Y esta es la función de las apariciones para Ratzinger. 

Las apariciones marianas auténticas nos devuelven a las cosas simples y esenciales, que tan fácilmente nos inclinamos a pasar por alto. 

Como sugirió en Fátima, todo es cuestión de fe, esperanza y amor. 

Es a través de la fe, la esperanza y el amor que nos lleva a la conversión. 

Y los famosos secretos de Fátima apuntan en la misma dirección, la conversión y el arrepentimiento. 

💓Qué es el rezo del Santo Rosario para Benedicto XVI

Benedicto XVI definió al Rosario como el medio dado por la Virgen para contemplar a Jesús y meditar sobre su vida, para amarlo y seguirlo más fielmente. 

Dijo que en la Edad Media las oraciones normales eran los salmos, pero en ese tiempo mucha gente no sabía leer, lo que les impedía participar de la lectura de los salmos bíblicos.

Por eso entregó un salterio, compuesto por oraciones a Ella donde recorre los misterios de la vida de Jesucristo, conectados por cuentas en un collar. 

Aquella gente tenía que trabajar duro y al orar no podían emprender grandes esfuerzos intelectuales.Y necesitaban una oración que los calmara, que los distrajera, que los liberara de sus preocupaciones y les mostrara el consuelo redentor de Dios. 

Y ese Rosario sigue vigente, Benedicto XVI lo defendió diciendo que no es una práctica piadosa del pasado, sino al contrario, el Rosario está experimentado una nueva primavera.

Es un elocuente signo del amor que las generaciones jóvenes sienten por Jesús y por su Madre María. 

💓Algunas Recomendaciones y enseñanzas de Benedicto XVI

Dijo que cuando no se recita de forma mecánica o superficial sino profunda, trae paz y reconciliación. 

Y es una meditación bíblica que nos hace recorrer los acontecimientos de la vida del Señor, en compañía de la Santísima Virgen María, conservándolos, como Ella, en nuestro corazón. 

Sostuvo que el Rosario está completamente entretejido con elementos bíblicos.

En primer lugar está la enunciación de cada misterio. 

Luego se comienza con el Padrenuestro siguiendo la invitación del Señor: «Cuando oréis decid esto…», Lucas 11:2. 

Después la primera parte del Avemaría es tomada del Evangelio, y nos permite escuchar cada vez las palabras que dirigió el Ángel a la Virgen, y las palabras de bendición de Su prima Isabel.

Y la segunda parte del Avemaría resuena como la respuesta de los hijos, que no hacen sino expresar su propia adhesión al plan salvífico revelado por Dios. 

 Así, el pensamiento de quien ora permanece siempre anclado en la Escritura. 

Consideró que en el mundo actual tan dispersivo, el Rosario ayuda a poner a Cristo en el centro como hacía la Virgen. 

Y el rezo del Rosario en familia trae crecimiento espiritual bajo la mirada materna de Ella. 

A la vez que se reviven los momentos importantes y significativos de la historia de la salvación y se trazan los diversos pasos de la misión de Cristo. 

Benedicto XVI aconsejaba a los fieles dejar que la Santísima Virgen los tome de la mano para contemplar el Rostro de Cristo gozoso, luminoso, doloroso y glorioso. 

Experimentar personalmente la belleza y la profundidad de esta oración sencilla y accesible a todos.

Recomendaba rezar el Rosario diariamente y usarlo para meditar los misterios de Cristo sintiendo que lo está haciendo junto con María. 

Y de esta forma asimilar cada vez más los sentimientos de María y conformarse en la prédica del Señor. 

Para un espíritu inquieto, el Rosario permite que el alma se asiente en tranquilidad, decía. 

Por eso el Papa asociaba el Rosario con el consuelo y la curación, con un refugio interior, y la certeza de estar envuelto en el ritmo de la oración de toda la Iglesia. 

Dijo que cuando se reza de manera auténtica, no mecánica y superficialmente sino profundamente, trae paz y reconciliación. 

Y contiene en sí el poder sanador del Santísimo Nombre de Jesús, invocado con fe y amor en el centro de cada Avemaría. 

Dijo que el rosario debe ser considerado como una oración contemplativa. Y esto no puede suceder sin una atmósfera de silencio interior. 

Sin embargo, a primera vista, podría parecer una oración que acumula palabras, y por lo tanto difícil de conciliar con el silencio que se recomienda para la meditación y la contemplación. 

Pero esta cadencia de repetición del Avemaría no perturba el silencio interior, sino que lo exige y lo nutre. 

La paradoja es que en el Rosario, el silencio aflora a través de las palabras y las oraciones, no como vacío, sino como un sentido último que trasciende las palabras mismas y le habla al corazón.  

 Por eso recomendaba que al rezar el Avemaría, debemos tener cuidado de que nuestras voces no «cubran» la voz de Dios, que siempre habla a través del silencio. 

Y es la repetición del Avemaría que alivia el alma, y nos traen la figura de María y las imágenes de Cristo, que nos calman y alivian el alma, y nos otorga la visión de Dios. 

La repetición es una forma de entrar en un estado de sosiego. 

Donde lo que importa no es tanto seguir con esfuerzo cada cosa racionalmente, sino todo lo contrario, dejarse guiar por la calma de la repetición, por el ritmo. 

Que no son palabras sin sentido, sino que traen a nuestra alma imágenes y visiones de María, y a través de ella, visiones de Jesús. 

Recomendó también rezar el rosario con sencillez. 

Y eso se comprueba cuando llega la vejez, cuanto más viejos somos, menos esfuerzos intelectuales son posibles, y más se necesita un refugio interior, para sumergirse. 

Y es por eso que se comprueba que el amor por el Rosario aumenta a medida que la gente envejece. 


¿Que te pareció la enseñanza de Benedicto XVI sobre la Virgen María y el Santo Rosario?



¿Qué sucede en el momento de la muerte?



Jesús muestra cómo es el Auxilio del Cielo en el momento de la Muerte [ y el pasaje a la eternidad]

El momento de la muerte de una persona es tan importante como su nacimiento, porque ambos dan inicio a la vida. El nacimiento de la persona da inicio a la vida en este mundo y la muerte da inicio a su vida eterna.

Es un momento difícil, porque la persona tiene que desprenderse de la vida en la Tierra, muchas veces en medio de mucho dolor físico e incluso con sus capacidades físicas muy disminuidas .

Sumado a esto la persona tiene que separarse de sus seres queridos y de todo lo que amó aquí. Un verdadero desprendimiento absoluto. 

Pero en este pasaje, de la vida en este mundo a la otra vida, la persona no está sola, aunque no la acompañe ningún familiar o amigo vivo. Porque baja, hasta el lecho de su muerte, el auxilio celestial para acompañarlo en ese pasaje. 

Su ángel de la Guarda está con ella, también los santos por los que tuvo devoción, las personas por las que oró y que ya murieron, la Santísima Virgen, San José, Jesucristo. 

Aquí hablaremos sobre la visión que Jesús le dio a Catalina Rivas sobre los hechos sobrenaturales que sucedieron cuando la muerte de la madre Catalina, quienes se hicieron presentes y qué tareas cumplieron.

 

Y también hablaremos sobre la visión que le dio, sobre los sucesos sobrenaturales alrededor de una persona, que se negó a recibir el apoyo del cielo.

La tradición y los testimonios de místicos muestran que el otro mundo, el de la vida eterna, está junto a nosotros, pero como en otra dimensión.

 

Por ejemplo, cuando la Virgen de Fátima llevó a los pastorcitos al infierno se abrió un agujero en el suelo y pasaron al infierno.

 

Y cuando María, Jesús o un ángel han llevado a distintas personas a ver el cielo o el purgatorio, ingresaron inmediatamente desde donde estaban parados.

 

Por eso se habla como que se descorre un velo, o que hay una puerta transparente que permite pasar para el otro lado, o un lago que hay que vadear. 

 

Y Jesús dirá que el Reino de los Cielos está entre nosotros.

 

Cuando la persona pasa al otro lado ya no hay retorno, salvo en los casos de experiencias cercanas a la muerte.

 

Y en los casos de la muerte sin retorno, se han experimentado algunas cosas, como que la apertura del velo para pasar a la otra vida parece que es un proceso.

 

Que el moribundo presiente su fin desde un tiempo antes.

 

Que hay personas que vienen a buscar al moribundo: familiares, Santos, la Virgen María, Jesús, San José, Ángeles, etc.

 

Y testigos que han estado en el momento de la muerte de otra persona han sentido la apertura del velo para que el moribundo pase a la otra vida.

 

Y hasta experimentado el calor del alma saliendo del cuerpo y los aromas que llegan del cielo.

 

Por ejemplo el Dr. Reggie Anderson cuenta que mientras sostenía las manos de una mujer que acababa de morir, sintió el calor de su alma pasando por su mejilla cuando salió de su cuerpo.

 

Olió una fragancia de lilas, cítricos, cedro y olor a pan recién horneado, vio luminosidades, colores surrealistas y sonidos que no son de la Tierra, y el clima de la habitación se hizo más caliente.

 

A la mística boliviana Catalina Rivas Jesús le pasó como en una película las cosas sobrenaturales que sucedieron durante la muerte de su madre, 10 días después de la muerte.

 

Vio que en la habitación estaba San José, San Antonio de Padua, Santa Rosa de Lima, Santo Domingo de Guzmán y San Silvestre

 

Detrás de la cabecera de la cama estaba Leopoldo, el Ángel de la Guarda de su madre, que describió como un jovencito muy hermoso, que parecía estar en oración de rodillas, mientras acariciaba la cabeza de la moribunda.

 

También había otras mujeres y hombres más, jóvenes y viejos, eran como unas cuarenta personas, todas orando.

 

Mientras un joven, vestido con alba blanca, llevaba una pequeña fuente dorada, introducía una mano en ella y sacaba humo, echándolo hacia arriba como incienso.

 

Con ello parecía evitar que se acercaran unas sombras oscuras, que se veían como alejadas del dormitorio.

 

El joven movía los labios como rezando algo, echando al aire ese humo, dando vueltas alrededor de toda la gente que rodeaba la cama.

 

Jesús le explicó que esas personas eran sus santos protectores y aquellas almas que ella había ayudado a salvar con su oración y sus sufrimientos, y aunque ella no las conocía, vinieron para acompañar su tránsito.

 

De repente la moribunda abrió los ojos maravillada, como contemplando algo que no podía expresar, y mientras rezaba decía,

 

«Tengo que irme», moviendo las piernas como para caminar y también decía «no me detengan».

 

También observó Catalina Rivas que hacia el lado izquierdo de de su madre empezaba a llegar otro grupo de gente, y pudo reconocer la figura de su padre, una de sus abuelas, una tía que vivió con ellos, y otras personas cuyos rostros no alcanzaba a ver claramente.

 

Frente a ella se encendió una luz y vio acercarse, como bajando a la altura del techo, un coro de ángeles que cantaban.

 

Conformaban dos hileras y al llegar se separaron para rodear el lugar.

 

Todo era muy solemne.

Y en un momento su madre dijo como dirigiéndose a las personas que venían a acompañar su tránsito,

 

«¡Esperen, tengo que ver primero a la Virgen!».

 

Catalina le pasó el cuadro de María Auxiliadora para que mirase a la Virgen, pensando que era eso lo que quería ver, pero ella miraba por encima del cuadro.

 

Parecía que no veía ya las cosas de este mundo, sino todo lo del más allá

 

Y de pronto dijo, «Ahí la veo, ahí está. Debemos pedir el perdón a la Virgen».

 

En ese momento Catalina vio que la Virgen bajaba del cielo, y se situó a los pies de su madre suspendida en el aire, extendiendo las manos hacia ella.

 

La Virgen llevaba en uno de los brazos un vestido blanco.

 

Su madre extendió la mano como para recibir algo o tocar algo, y la Virgen le tomó la mano.

 

Perdió el conocimiento, y en menos de un minuto expiró.

 

Catalina pensó que ahí había terminado todo, pero inmediatamente contempló el instante en el que se irguió el alma de su madre, separándose de su cuerpo.

 

Se dirigió hacia la Virgen, que en ese momento le presentó el traje blanco con las dos manos, e inmediatamente su madre apareció vestida con ese traje.

 

La Virgen tenía mucha dulzura en Su expresión, sonreía y tomó a su madre abrazándola, ella apoyó su cabeza sobre el hombro de la Virgen y ascendieron juntas, con todo el séquito de personajes que acompañaban la escena.

 

La habitación quedó casi vacía, San José les dirigió una mirada, tocó la mano de San Silvestre y éste les impartió la bendición a todos, se dio vuelta y salió, seguido por San José.

 

Y entonces Jesús le pidió a Catalina que contara al mundo lo que vio, para que se valoren las gracias que brinda estar junto a un moribundo que parte, auxiliado por el cielo.

 

Le dijo que el recogimiento debe ser absoluto, porque parte del cielo se encuentra en ese recinto, es el momento en el que Dios visita ese lugar.

 

Y más adelante le mostró la muerte de otra persona.

 

Vio una habitación de hospital con un hombre de entre 50 y 65 años y a varias personas que vigilaban al moribundo, algunas lloraban.

 

Todos sabían que el hombre se estaba muriendo, y mientras su cuerpo se retorcía de dolor, salía de su boca un grito desesperado de rebeldía ante la muerte inminente.

 

Gritaba enojado, «¿Por qué me estoy muriendo…? ¿Cómo pudo Dios dejarme morir…? Haz algo… ¡No quiero morir!».

 

Se podía ver su lucha, su sufrimiento, su falta de paz, mientras las personas que lo rodeaban no estaban haciendo nada para calmar su alma, y otras personas que estaban en el pasillo exterior bebían, fumaban, reían y charlaban; nadie rezaba.

 

Entonces vio llegar a una monja, que Jesús le dijo que era enviada por Su Madre.

 

Sus manos estaban juntas en oración y brotaban lágrimas de sus ojos.

 

Junto al moribundo estaba su ángel de la guarda con una expresión muy triste en el rostro, se cubría la cara con una mano y sostenía al moribundo con la otra.

 

En un momento el ángel se puso de pie y con sus manos trató de ahuyentar a los malos espíritus, que se acercaban al hombre en gran número.

 

Tenían cabezas de ciervos, osos y caballos, y sus cuerpos estaban horriblemente deformados.

 

Luego una monja entró en la habitación, se paró junto a la cama y tomó la mano del moribundo.

 

Ella quería darle una imagen sagrada, pero el hombre levantó las manos en señal de negación.

 

Insistió, pero el moribundo se negaba a recibir ayuda.

 

La monja salió muy triste de la habitación y comenzó a rezar el rosario en el corredor.

 

Mientras la gente que la miraba se reía y se burlaba de ella.

 

Eran totalmente inconscientes de la importancia de la oración en este momento.

 

La monja los invitó a orar, pero sus expresiones dejaron en claro que no se unirían a ella.

 

Minutos después, el hombre murió. 

 

Catalina vio que cuando su alma flotaba sobre la tierra, los espíritus malignos saltaron sobre ella, tratando de destrozarla, como animales salvajes.

 

Pero de repente, el ángel se paró frente a ellos y les ordenó con la mano levantada, “¡Alto! déjenlo ir. Primero, debe comparecer ante el trono de Dios para el juicio», refiriéndose al juicio particular que Dios hace a cada persona cuando muere.

 

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre las cosas sobrenaturales que suceden durante la muerte y el pasaje de una persona a la vida eterna.

 

Y me gustaría preguntarte si tú u otra persona que conozcas ha estado al lado de un moribundo y ha experimentado algún hecho sobrenatural en el proceso de muerte, o no.