El ayuno tiene consecuencias tanto para el que lo practica como
para el mundo.
Hoy necesitamos dos cosas con el ayuno, por un lado disciplinarnos en
la templanza personal, que va a ser fundamental en los tiempos que se aproximan
y están corriendo con mucha velocidad.
Y por otro lado, que nuestro ayuno colabore con Dios en esta
lucha de purificar el mundo.
Nuestra Señora de la Paz de Medjugorje ha hablado mucho
sobre el ayuno.
Ha dicho que el ayuno puede suspender las leyes de la
naturaleza.
Que mediante el ayuno se realizará todo el plan que Dios
mismo trazó para la salvación del mundo en este tiempo especial. Y que traerá el Reino de Dios entre nosotros.
Que es un arma de tal poder que no se compara con la energía
atómica, porque el poder atómico no tiene fuerza para vencer a satanás.
En cambio el ayunar obliga a satanás a no poder seducirnos
al mal y lo ahuyenta.
Evita que satanás nos venza, porque debe hacerse junto con
la fe y la oración.
El ayuno en La Biblia
El ayuno quizás sea una de las armas más poderosas que nos muestra la biblia para combatir el mal.
Primero, recordemos cuando Adán y Eva comieron del
fruto prohibido, o sea que no ayunaron, que el pecado original y la
concupiscencia entraron en nuestra naturaleza humana, Génesis 3:6
Segundo, cuando Moisés recibió las tablas de la ley, que
eran las reglas de la alianza de Dios con el pueblo judío, se quedó con Yahveh
durante 40 días y 40 noches sin comer ni beber nada, Éxodo 34.
Este fue el momento crucial para el pueblo de Israel que
deambulaba por el desierto y el Señor le propone salir de esto con los 10
Mandamientos.
Tercero, vemos algo similar con Jesús.
Nuestro señor fue llevado al desierto donde ayunó por 40
días y 40 noches previo al comienzo de su ministerio público y el ayuno lo
preparó para ello, Mateo 4:1.
Y ahí se materializó el nuevo pacto que Dios selló con la
humanidad a través de Su Hijo.
De modo que las dos alianzas de Dios con los seres humanos
comenzaron con un ayuno.
Cuarto, cuando la maldad de la ciudad de Nínive había
llegado a un punto crucial, Dios envió al profeta Jonás para advertirle que
en «cuarenta días Nínive será destruida»,
Jonás 3:4.
Los hombres de Nínive creyeron en Jonás y en la palabra de
Dios, por lo que «se proclamó un ayuno y todos ellos, grandes y pequeños, se
vistieron de cilicio», Jonás 4:2.
Y Dios reaccionó al no llevar a cabo su amenaza contra
ellos.
Y es el mismo caso de la Reina Ester, que pidió a los judíos
que ayunaran y el Señor la escuchó y salvó al pueblo judío, Ester 4:16.
Al ayunar, podemos demostrar nuestra humildad ante Dios
mediante el arrepentimiento de nuestros pecados, pidiendo perdón.
Y como muestra la historia de Nínive y de Ester, Dios acepta
fácilmente este acto de contrición.
Pero además, María reveló que nuestras oraciones y
sacrificios son realmente eficaces reparaciones, en la que podemos afectar
positivamente incluso el destino eterno de una persona.
La oración de intercesión y el ayuno es exactamente el
mensaje de Fátima, ella dijo:
«Oren, oren mucho, y hagan sacrificios por los pecadores;
muchas almas van al infierno, porque no hay ninguno que se sacrifique y ore por
ellos».
El sacrificio cristiano por excelencia es el ayuno.
Nada es imposible para Dios, Él puede cambiar la historia de
los seres humanos en un momento.
Jesús lo expresa claro en Mateo 17 cuando les explica a sus
apóstoles por qué no pudieron expulsar a un demonio.
Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron en
privado:
«¿Por qué nosotros no pudimos echar a ese demonio?
Jesús les dijo: ‘Porque ustedes tienen poca fe.
En verdad les digo, si tuvieran fe, del tamaño de un granito
de mostaza, le dirían a este cerro quítate de ahí y ponte más allá, y el cerro
obedecería.
Nada sería imposible para ustedes.
Esta clase de demonios sólo se puede expulsar con la oración
y el ayuno’».
De modo que el ayuno promete cantidad de gracias tanto para
las naciones como para las personas en particular.
A tal punto que la Biblia muestra cómo el ayuno estuvo
presente en la modificación del destino de la humanidad.
Y según esta promesa, si ayunáramos más veríamos más
respuestas a nuestras oraciones.
El ayuno es como levantar nuestros ojos al cielo y clamar
diciendo, no puedo con esto y necesito que tu gloria se manifieste para cambiar
mi situación, o si se quiere la situación del mundo.
Y volviendo a las revelaciones sobre el ayuno de la Reina de
la Paz de Medjugorje, Ella ha dicho que el ayuno te santifica para recibir el
Espíritu Santo.
Y que purifica nuestro corazón de los pecados de nuestro
pasado.
Que sumado a la oración obtendrá todo lo que pidas, salvo
que sea algo malo para tu vida. Y que por otra parte hará más vigorosa la oración y te dará más
humildad.
¿Y cómo debe hacerse el ayuno?
Nuestra Señora ha dicho que el mejor ayuno es a pan y agua,
y recomienda hacerlo todos los miércoles y viernes.
Y hacerlo con el corazón y con fe en el poder sobrenatural
de Dios para hacer nuevas todas las cosas.
Pero también ha dicho que el ayuno que actualmente propone
la Iglesia no es adecuado para explotar su potencial, porque no es exigente.
La Iglesia ha flexibilizado sus normas a lo largo de los
siglos, especialmente en occidente.
Hoy permite una laxitud mucho mayor, hasta el punto de que
el ayuno es esencialmente inexistente.
Y lamentablemente, es común que los católicos sucumban a ser
minimalistas, porque su objetivo es hacer solo lo que exige la letra de la ley
y no hacer un sacrificio mayor.
Por ejemplo, les basta con ayunar los dos días al año que
pide la Iglesia -miércoles de ceniza y viernes santo-, y abstenerse de carne
los viernes de cuaresma, para sentirse que han cumplido.
Pero este minimalismo se convierte al final en una falta de
amor real, de caridad sobrenatural por Dios y las cosas de Dios.
El verdadero amor es la mayor fuerza que puede inducir al
hombre al sacrificio.
No debemos tomar el ayuno como una exigencia de la Iglesia,
sino como una forma de usar el poder del ayuno para mejorarnos nosotros, e
interceder por nuestros familiares y amigos, y el mundo.
Por otro lado, hay gente que siente temor de comenzar a
ayunar, piensa que puede debilitarse.
Pero la experiencia es que se trata más de un apego
psicológico a la gratificación de la comida, que una realidad física.
Puede comprobarlo animándose a comenzar con pocas horas al
día.
Por ejemplo saltearse el desayuno o el almuerzo.
Y luego ir agregando horas hasta hacerlo las 24 horas, o no
comer nada desde la cena anterior y romper el ayuno a la cena del día del
ayuno.
EN RESUMEN
AYUNO Y ORACIÓN PARA VENCER LOS MALES DE ESTE MUNDO.