La madre Teresa de Calcuta y su devoción por las Almas del Purgatorio

Cómo era la Devoción de la Madre Teresa de Calcuta por las Almas del Purgatorio

La Madre Teresa de Calcuta era muy devota de las Almas del Purgatorio.

Y el Rosario que rezaba y el que rezan sus hijas hoy, tiene cuentas de colores simbolizando a las almas del purgatorio.

Madre Teresa de Calcuta orando con un rosario entre las manos

 Porque esas almas por las que hoy rezamos – cuando sean liberadas –intercederán por nosotros si caemos en el Purgatorio o aún aquí en la Tierra. 

HAY UN ROSARIO DE 6 DÉCADAS POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO

Susan Tassone, en su libro Orar con los santos por las Santas Almas del Purgatorio, dice que la imagen de la Virgen en Lourdes, Francia, sostiene un rosario de seis décadas.

imagen de la gruta de lourdes


La Santísima Virgen se apareció a Santa Bernardita sosteniendo un rosario de seis décadas.

Y cuando Santa Bernardita le preguntó por qué el rosario tenía seis décadas, la Virgen respondió que la sexta década era por las almas del Purgatorio.

En algunos casos, los colores del rosario representan el estado de las almas en el Purgatorio que necesitan ser lavadas y blanqueadas.

En la medida que se va avanzando en el rezo del rosario las cuentas del Avemaría se van aclarando.

Jesús se apareció a Santa Gertrudis y le dijo que las puertas del cielo están con incrustaciones de perlas, que representan oraciones por las almas del Purgatorio.

Porque las perlas son un símbolo de la perfección a través de la purificación.

La perla comienza como algo sucio, como un grano de arena atrapado en un molusco, pero a través del tiempo y el sufrimiento, el molusco forma una hermosa y brillante perla iridiscente.

La Madre Teresa de Calcuta no usaba un Rosario de 6 décadas sino uno común pero con colores distintos en cada década.


TESTIMONIO SOBRE LA EFICACIA DEL ROSARIO DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA

Esta es una historia peculiar, trata del encuentro de una persona con la Madre Teresa de Calcula en un avión.

Narra su deslumbramiento, sobre el rezo de un rosario especial por las almas del purgatorio y como luego ese rosario le trajo abundantes gracias.

Pat Murnahan regresaba de un viaje de negocios a Nueva York durante el mes de noviembre de 1996.

Sintió que sus presentaciones habían ido muy bien y se sentía relajado mientras se hundía en su asiento listo para el vuelo a Londres y luego a Dublín.

Había elegido un asiento de la ventana para que pudiera dormir y no ser molestado por la gente yendo y viniendo.

LA MADRE TERESA SE SIENTA A SU LADO EN EL AVIÓN.

A medida que más pasajeros entraban en el avión y comenzó a llenarse, se oía el zumbido de conversaciones continuas hacia arriba y abajo por los pasillos, mezcladas con el sonido de los bolsos guardados en los compartimentos superiores.

Después de diez minutos Pat empezó a dormitar y el sonido rítmico lo arrulló y se durmió.

Pero pocos minutos después de que se quedara dormido, se encontró sentado completamente despierto.

No oyó nada y se preguntó qué lo había despertado, y luego se dio cuenta de que había un silencio total en el avión.

Se sentó en posición vertical preguntándose qué había causado el silencio, sintió un ligero matiz de terror, lo primero que le vino a la mente fue que los terroristas se estaban apoderando del avión.

Pat giró la cabeza para ver qué estaba pasando y se quedó boquiabierto al reconocer la figura encorvada leve y con la cara sonriente que había causado el silencio absoluto.

Ella se movía silenciosamente por el pasillo, era la Madre Teresa de Calcuta, con otra persona con traje similar.

Las dos monjas vestían simples hábitos blancos bordeados de azul.

La cara familiar, la piel arrugada y los ojos sonrientes fueron inmediatamente reconocibles por todos, desde el más joven al más viejo a bordo.

tMadre Teresa de Calcuta sonriendo


El avión estaba lleno de turistas americanos que nunca habían estado tan cerca a esta figura de renombre mundial antes en sus vidas.

Una imagen que habían visto en cientos de noticieros de televisión y en las portadas de la revista Time, en más de una ocasión.

Las dos monjas se detuvieron y Pat se dio cuenta con un sobresalto, que los asientos designados para esta persona extraordinaria y su compañera eran los asientos junto a él.

Y se sentía extrañamente indigno de que la Madre Teresa misma se sentara junto a él.

A medida que estos últimos pasajeros se establecieron en el vuelo y se prepararon para despegar, la Madre Teresa y su compañera sacaron sus rosarios.

El se dio cuenta, mientras corrían las cuentas, que cada década era de un color diferente.

Las dos cerraron los ojos a medida que se sumergieron en la oración y Pat echó una mirada más cercana al inusual rosario.

Se dio cuenta de que las décadas al principio eran totalmente negras, pero mientras avanzaba el rosario, las cuentas se hacían más claras hasta que, al final del rosario, eran completamente blancas.

LE INVITA A REZAR EL ROSARIO

Después de unos tres Rosarios la Madre Teresa y su compañera guardaron sus rosarios y sacaron un pequeño libro rojo de oración.

Pero antes de abrir el libro ella se volvió a Pat y le preguntó a dónde iba.

Cuando le dijo a Irlanda y después de haber respondido a la pregunta siguiente para confirmar que ‘sí, que él era irlandés’, él se incorporó de su asiento, porque ya no estaba dispuesto a dormir.

De repente se sintió eufórico con el privilegio de tomar parte en una conversación con, probablemente, no sólo la persona más famosa del planeta, sino también probablemente la más sagrada.

No estaba listo para su siguiente comentario que demostró que su conocimiento de los irlandeses era de otra época.

Ella dijo:

“Bueno, si usted es irlandés por supuesto debe ser católico y muy devoto”.

Pat se sintió avergonzado y no respondió.

Entonces se sintió aún más avergonzado, si fuera posible, ya que ella guardó su librito rojo y sacó su rosario de nuevo, diciendo:

“Como usted es irlandés diremos otro rosario para usted y el maravilloso país del que viene”.

Pat Sabía que si hubiera podido verse en un espejo su rostro hubiera sido de un rojo muy carmesí.

Ella le dijo:

“¿Hay alguien en particular que desea poner en la oración?“.

Pat pensó por un momento y de repente se acordó de su abuela anciana que estaba postrada en cama y se aferraba a la vida.

Él sabía que ella realmente se alegraría con el pensamiento de la Madre Teresa orando especialmente para ella, por lo que mencionó el nombre de su abuela a la Madre Teresa.

Cuando ella sacó el rosario, se atrevió a preguntar acerca de los diferentes colores de las cuentas.

Ella le explicó que eran llamadas cuentas de almas santas y los colores cambiantes significan que vienen de la oscuridad a la luz.

Sabemos que mientras rezamos el Rosario por las Almas del Purgatorio, Jesús trae a muchas de ellas de las tinieblas a la luz.

La Madre Teresa le solicitó a Pat sacar su rosario así podían comenzar.

Pat tienta en sus bolsillos sintiéndose muy avergonzado porque esta santa esperaba que sacara un rosario, que ella pensaba, sin duda, cada persona irlandesa llevaba.

Después de un corto intervalo la Madre Teresa le entregó su rosario, y se sintió aliviado al no tener que mentirle a esta santa, pues él estaba a punto de decirle: “No me parece que tenga uno conmigo”.

Ella sacó otro para ella y también quedó contento de que dijeron todas las oraciones en voz muy baja, por lo que su murmullo fue aceptado como oración discreta al unísono con ellas.

Él, sin embargo, notó que sus peticiones entre las décadas eran por las almas del purgatorio y no incluyeron el nombre de su abuela.

Después, le preguntó a la Reverenda Madre por qué el nombre de su abuela no se mencionó en las peticiones.

Su respuesta lo sorprendió.

“Cuando Ud. ora por las almas del purgatorio Dios estará tan contento con sus generosas oraciones para aquellos que no conoce, que él le concederá su deseo más querido, sin ni siquiera preguntar y, a veces tal vez sin que Ud. sepa cuál es su mayor deseo”.

Pat no consideraba a sí mismo muy religioso, y cuándo iba a la iglesia era más que nada por costumbre con su familia y casi nunca oró afuera de una iglesia.

Pero encontró a estas oraciones muy edificantes y él estaba inexplicablemente feliz después al regresar al Rosario con la Madre Teresa.

Cuando ella le sonrió de nuevo, Pat comprendió por primera vez en su vida lo que la gente quiere decir cuando se habla de que una persona posee un “aura”.

Y cuando sus ojos se conectaban con los de ella, una sensación de paz lo abrumó.

Se sentía como cuando era un niño pequeño sentado junto al río, con una cálida brisa de verano que soplaba a través de su pelo, completamente en paz con el mundo.

Al aterrizar en Heathrow y bajar del avión, la Madre Teresa estaba justo delante de él.

Ella se volvió hacia él y le preguntó:

“¿Ud. reza el Rosario con frecuencia?”.

“No, no realmente”, admitió.

Le tomó la mano, lo miró de frente con sus extraordinarios ojos amorosos y suaves y dijo:
.
“Bueno, ahora lo hará”, y ella apretó su rosario en las manos de Pat.

Dos horas más tarde, Pat entró en la sala de espera en el aeropuerto de Dublín, donde fue recibido por su esposa, Alice.

”¿Que pasa en el mundo?”, preguntó, al notar el Rosario en su mano.

Se besaron y Pat le explicó lo del Rosario y describió su encuentro con la Madre Teresa en el avión como si fuera una visita al cielo.

Conduciendo a casa, dijo,

“Realmente me siento como si hubiera conocido a un santo viviente”.

Madre Teresa de Calcuta en un asiento de un auto




LOS MILAGROS

Al día siguiente se enteró de que su abuela estaba fuera de la cama y parecía haber encontrado un nuevo flujo de vida.

Seis meses más tarde, Pat y Alicia visitaron una amiga cercana que habían escuchado tenía cáncer, y le quedaba un tiempo corto de vida.

La amiga les dijo que muchas oraciones habían sido ofrecidas por ella.

Luego, después de haber puesto la mano en el bolsillo y sacando el rosario de las cuentas especiales, Pat suavemente entrelazó el Rosario de la Madre Teresa en torno a los dedos de la amiga.

Él le contó la historia y le dijo:

“Ora por las Almas del Purgatorio, es posible que te ayuden.”

Aunque la amiga no era católica, su mano se cerró de buena gana alrededor de las cuentas en blanco y negro.

Entre una cosa y otra, Pat no se encontró con la amiga de nuevo durante un mes.

Esta vez su rostro estaba simplemente brillante, corrió hacia él y le entregó el rosario.

“Lo he llevado conmigo desde entonces y oro por las Almas del Purgatorio cada vez”, dijo.

“Y no me sorprendí al escuchar, cuando esta misma semana tuve otro chequeo, y los doctores no pudieron encontrar nada, el tumor había desaparecido.

¡Pat, estoy completamente curada!”

Pat Murnahan prometió ese día conseguir un poco más de estos rosarios especiales, él sabía que no eran especiales en sí mismos, pero sí especiales en lo que inspiraban a la gente a hacer.

Ayudar a Jesús a llevar almas al reino sería correspondido con que esa persona recibiría grandes gracias de Dios.

A esta amiga especial Pat no sólo atrajo la curación física a ella, sino la curación espiritual, así, dos años más tarde ella se unió a la Iglesia Católica.

Pat ahora promueve este Rosario diciéndole a la gente que puede salvar vidas y almas.







Algunos aspectos desconocidos de la fascinante vida de la Madre Teresa de Calcuta

Madre Teresa con un bebe en brazos


La Iglesia tiene una gran santa que amaba hasta que dolía.

Hay dos hechos impresionantes de la Madre Teresa que se ha conocido recientemente.

El primero fue que recibió mensajes directamente de Jesús.

Y el segundo que esa comunicación cesó de improviso y por más de 40 años padeció la “noche oscura del alma”.

Resulta increíble como la Madre Teresa pudo realizar su fantástica obra con los pobres de la India sintiéndose abandonada por Dios.

“De sangre, soy albanesa; de ciudadanía india; por fe, soy católica; por vocación, pertenezco al mundo y, por corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús.” 

Madre Teresa de Calcuta


UN MISTERIO DE AMOR Y EL NOMBRE DE TERESA

La Madre Teresa de Calcuta fue, durante su vida y aún hoy, años después de su muerte, un misterio de amor.

Su sonrisa de niña brillaba en un rostro que se volvió arrugado por los años y los sacrificios.

Ella encarnó el amor misericordioso de Dios de una manera total, sin mezquindades, sin reservas.

¿Cómo explicar a aquellos que no han sido gratificados con el don de la Fe la justificación de una entrega total de la vida al servicio de los demás?

Tal vez sea un don que viene unido al nombre de Teresa.

Las Teresas han sido grandes en la Iglesia.

La Doctora de Ávila, reformadora del Carmelo, que dejó escritos sublimes de misticismo y amor a Cristo Crucificado.


Imagen de Santa Teresa de Ávila


La florecita de Lisieux, Santa Teresita del niño Jesús, que nos enseñó cómo vivir la “infancia espiritual” tan grata a Nuestro Señor Jesucristo.


Santa Teresita del niño Jesús


El Carmelo ha regalado a la Iglesia muchas santas de nombre Teresa.

La Doctora en Filosofía Edith Stein, judía de nacimiento, enamorada de Cristo y hoy santa, que profesó sus votos como Carmelita con el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz y murió como judía, mártir del nazismo.

Imagen de Santa Benedicta de la Cruz - Edith Stein

La pequeña chilena, Juanita Fernández Solar, también carmelita descalza, cuyo nombre al profesar fue el de Teresa de los Andes.


Imagen de Santa Teresa de los Andes


Ambas fueron canonizadas por sus virtudes extraordinarias.

Pues bien, ese nombre tan alto sería elegido y elevado aún más por una de las mujeres cuya santidad en vida tampoco tendría discusión.

Y lo eligió, como ella misma diría años después, no por la gran Teresa de Ávila sino por la pequeña Teresita de Jesús.



Pero, ¿Quién fue, realmente, la Madre Teresa?


UNA NIÑA DE ALBANIA

Una niña llamada Agnes GoInxha Bojaxhiu, nació el 27 de agosto de 1910 en la pequeña ciudad de Skopje, hoy capital de la actual República de Macedonia, perteneciente a Albania y entonces todavía bajo el dominio del Imperio turco.

La pequeña urbe caería en manos de sucesivos países, generando esto una inseguridad creciente en la sociedad.

Aunque su hogar era acomodado, la temprana muerte de su padre dejó a la familia en situación apurada, lo que hizo más fuerte la fe de la madre y de sus tres hijos (Age, Lázaro y la pequeña Agnes).

Eso iría abonando la futura vocación de la niña de consagrarse a Cristo.

“No había cumplido aún 12 años cuando sentí el deseo de ser misionera”, contaría más tarde la Madre Teresa.

Desde sus comienzos infantiles de asistencia a los pobres con la Congregación Mariana de las Hijas de María, y a pesar de su temprana edad, Agnes sentía que su vocación crecía junto a aquella actividad de ayuda a los pobres de su parroquia.

“A los pies de la Virgen de Letnice, escuché un día la llamada divina, que me convencería de servir a Dios”, diría muchos años después la Madre Teresa.

Quien confesó descubrir la intensidad del llamado gracias “a una gran alegría interior”.

En septiembre de 1928, cumplidos los 18 años, el llamado a la vocación religiosa se hizo irresistible para Agnes.

La que partió para siempre de Skopje, rumbo a Irlanda, a la casa general del Instituto de la Bienaventurada Virgen María.

Tras un largo viaje, la futura religiosa llegó al convento de las llamadas Madres Irlandesas.

La acogida fue afectuosa, pero su estancia allí fue sólo momentánea dado el deseo de la novicia de ser una misionera activa.

VIAJE A LA INDIA Y PROFESIÓN RELIGIOSA

Informada en el convento de que en el Estado de Bengala, en la India, las monjas de esa congregación llevaban a cabo una excelente labor de ayuda a los necesitados, ese mismo año, embarcó rumbo a la India, adonde llegó después de 37 días en alta mar.

Tras una pequeña parada en Calcuta, siguió viaje a su destino final, Darjeeling, al cual llegó 51 días más tarde.

Después de un noviciado enfocado hacia la formación para la enseñanza, Agnes profesó los hábitos el 24 de mayo de 1931, a los 21 años,

“Y de acuerdo con las constituciones de la Congregación de Loreto, debía cambiar de nombre”.

“Elegí llamarme Teresa”, contó años después.

“Pero no fue por la grande Teresa que elegí el nombre —dijo refiriéndose a la excelsa figura de Santa Teresa de Jesús—, “sino por la pequeña”.

Agnes había tomado el nombre de Teresa en honor de Santa Teresita de Lisieux.

Durante seis años confirmó tres veces sus votos de profesión.

Hasta que el 24 de mayo de 1937, en la fiesta de María Auxiliadora y en la Casa de Loreto en Calcuta, donde residía, Teresa Bojaxhiu tomó los hábitos definitivos convirtiéndose en la “esposa de Jesús para toda la eternidad”, como ella misma dijo.

Madre Teresa con un enfermo


El momento crucial de su vida y el que la convertiría en la Madre Teresa de Calcuta, se produjo de improviso.

Ella misma nos lo cuenta:

“Ocurrió el 10 de setiembre de 1946, durante el viaje en tren que me llevaba al convento de Darjeeling para hacer los ejercicios espirituales.

Mientras rezaba en silencio a nuestro Señor, advertí una llamada.

El mensaje era muy claro y así lo relató ella:”

“Tengo que dejar el convento y ayudar a los pobres viviendo entre ellos.
Oigo la llamada de abandonarlo todo y seguir a Cristo en las chabolas.

A fin de servirle entre los más pobres de los pobres, es Su voluntad y debo cumplirla”.

El llamado no admitía dudas: debía entregarse totalmente a Cristo ya que había visto en su rostro las caras de los desheredados de la tierra.

No sería algo fácil, en los próximos años todo parecería estar en su contra.

Dado que dentro de su congregación no se le permitía ejercer las tareas de asistencia a los más desprotegidos, cuyas quejas escuchaba afuera de los muros del convento, la hermana Teresa se vio enfrentada a la decisión de pedir la dispensa para salir de él, sin dejar por eso de ser monja.

Sería muy doloroso irse, dejando a sus alumnas y a sus compañeras religiosas, pero el dolor que la requería afuera era mucho más fuerte.

Para eso, debía obtener el permiso del arzobispo católico de Calcuta, Ferdinand Periers, que no parecía fiarse mucho de la juventud de Teresa.

Sin embargo, a principios de 1948, con el apoyo de su superiora y el beneplácito del propio Sumo Pontífice, la hermana Teresa fue autorizada a abandonar su orden.


UN NUEVO HÁBITO, UNA NUEVA ORDEN: NACEN LAS MISIONERAS DE LA CARIDAD


Imagen de una religiosa de la congregación de la Madre Teresa de pie con una vela

Y así fue como la pequeña y menuda Teresa cambió el hábito de las hermanas de Loreto por el Sari blanco de las mujeres pobres de la India. Pero con ribetes azules que simbolizaban su deseo de imitar a la Virgen María.

Y llevando un crucifijo en el hombro que recordaba permanentemente su exclusivo amor a Cristo.

Sobre su vestimenta, ella misma diría años más tarde:

“El sari permite a nuestras hermanas sentirse pobres entre los pobres, iguales a los enfermos, a los viejos, de este modo nuestra forma de vestir nos acerca a sus vidas..."

Desde ese momento se dedicó a socorrer hambrientos, a visitar enfermos y a acompañar a moribundos abandonados en las calles.

Pronto se le unieron unas cuantas jóvenes que también querían luchar contra tanta pobreza existente en cada esquina de la mísera Calcuta.

Y así, después de una espera que le pareció eterna, el 7 de octubre de 1950, aquella desconocida monja de Calcuta recibió la aprobación oficial del papa Pío XII para la fundación de una nueva congregación religiosa con el nombre de Misioneras de la Caridad.

Era una congregación especial, que se dedicaría a servir a los más necesitados.

Y que añadiría a los clásicos votos de pobreza, castidad y obediencia, el de entregar su vida exclusivamente a los más pobres.

En su largo camino, también su lucha contra el aborto, consiguió frutos permanentes.

Frente al Congreso de los Estados Unidos, en un memorable discurso, la Madre Teresa dijo aquella su recordada frase:

“El aborto es un homicidio en el vientre de la madre.
Una criatura es un regalo de Dios.
Si no quieren a los niños, dénmelos a mí. Yo sí los quiero”.

Y consiguió de la entonces Secretaria de Estado, Hilary Clinton, la fundación de una casa para albergar a esos niños no queridos por sus madres.

UNA DESCONOCIDA MADRE TERESA

Hasta aquí, todos podemos decir que esta es una historia más o menos conocida.

Pero no sabemos nada, de lo que por años pudo ocurrir en la intimidad de su alma.

Nadie nos contó, porque tampoco lo sabía, que durante años ella tuvo visiones del Cielo y mensajes que guardó en lo profundo de su corazón.

Esos mensajes la guiaban por el camino que Jesús deseaba.

A pesar de su intensa actividad socorriendo a enfermos y moribundos, ella siempre encontraba tiempo para rezar, aunque eso le significara no dormir.


Madre Teresa rezando


Dios estaba en ese deseo de donarse que tenía en lo profundo de su corazón.

Había emigrado a la India para convertirse en monja a los 18 años, y trabajado como maestra por 17 años antes de experimentar varias visiones y locuciones de parte de Jesús.

“La experiencia”, según escribió su confesor en ese tiempo, fue “continua, profunda y violenta”.

Más tardé lo recordó como un diálogo dramático y fue plasmado en los escritos de su confesor:

Jesús la llama “mi pequeña” y le pide que “lo lleve con los más pobres:
."Quiero monjas hindúes… quienes serán mi fuego de amor entre los pobres, los enfermos, los agonizantes y los niños pequeños".

Ella duda.

Él pregunta impacientemente, “¿Se ha enfriado tu generosidad?”



LA NOCHE OSCURA DEL ALMA

Un día, sin explicación, las visiones y locuciones interiores cesaron de repente.

Durante los siguientes cuarenta años, la Madre Teresa se vio envuelta en un oscuro e implacable silencio.

El Señor deseaba hacerle sentir Su propia soledad en el Calvario.

Sólo una vez más escuchó la voz de Dios, y a partir de ese momento, ella creyó que las puertas del cielo se habían cerrado para ella.

Cuanto más grande era su necesidad de alguna señal de parte de Dios, más vacía y desolada se sentía.

Ha habido Santos que han hablado de sus tormentos espirituales y sentimientos de abandono por parte de Dios.

En el siglo XVI, SanJuan de la Cruz describió esa terrible experiencia como "la noche oscura del alma."

Pero sería difícil encontrar otro santo que haya sufrido una oscuridad tan densa o una noche tan larga como lo hizo la Madre Teresa.

Juan de la Cruz y otros escribieron poemas y cánticos espirituales para describir sus sufrimientos en la ausencia de Dios y de sus anhelos frustrados por el abrazo de su amor.

Ella no lo hizo, pero en el año 2007, diez después de su muerte, se publicaron un montón de cartas privadas que mostraron un sorprendente nuevo lado de Teresa.

Un interminable periodo que duró 39 años de soledad espiritual, que coincidía casi exactamente con su carrera de misionera.

En el que parecía que Jesús estaba ausente para ella, en sus oraciones, incluso, en la Eucaristía.

“El silencio y el vacío es tan grande”, escribió ella, “que busco y no encuentro, la lengua se mueve (en oración) pero no habla”.

Su perseverancia en ausencia de un sentido divino fue probablemente su acto de fe más heroico.

Tanto su tormento como su increíble Fe fueron evidentes en otra carta:

“Si alguna vez me convierto en Santa, seguramente será en la oscuridad”.

Su cercanía a Dios, que ella misma no podía percibir, era la raíz de esta serenidad que otros admiraban en ella.

Sin embargo, su sonrisa radiante escondía un abismo de dolor, cubría el Calvario de su alma.

A todos podía parecer que la relación con Jesús estaba llenando de consuelo a Madre Teresa.

En realidad era la fuerza de la gracia divina, así como su determinación implacable y su fortaleza de carácter, lo que le dio la energía para superarse a sí misma y vivir contagiando una alegría que no sentía.

Aun sintiéndose ella misma abandonada nunca dejó de cuidar a los abandonados.

"Han vivido como animales, al menos que mueran como personas".

La Madre Teresa nunca habló de su dolor espiritual.

De hecho, sólo sus directores espirituales se enteraron de su angustia.

Por medio de algunas líneas extraídas de sus cartas a ellos que se han hecho públicas, podemos reconstruir las estrofas de una especie de cántico espiritual que representa la noche oscura del alma de la Madre Teresa:

“. . .Yo no sabía que el amor puede hacer que uno sufra tanto. . .

. . . el dolor humano, causado por el divino . . .

Cuanto más lo quiero, menos querida me siento . . .

Quiero amarlo como Él no ha sido amado, y sin embargo siento esa separación, ese terrible vacío, esa sensación de ausencia de Dios . . .

Dicen que la gente en el infierno sufre un eterno dolor por la pérdida de Dios. . .

Siento en mi alma este terrible dolor de la pérdida, de Dios que no me quiere, de que Dios no es Dios, de que Dios no existe realmente . . .”


Madre Teresa con un rosario en la mano


Su sonrisa afectuosa, su actitud bondadosa, disponible, atenta a las necesidades del que tenía enfrente, nunca dejaron entrever su martirio espiritual, que ahora conocemos: en secreto su vida era un infierno.

Como ella confió a su director espiritual, en 1957:

“En la oscuridad… Señor, Dios mío, ¿quién soy yo para que tú me abandones?

La criatura de tu amor - y ahora convertida en la más odiada.

La única que has apartado de Ti como a alguien no deseado - no querido.

Llamo, me aferro, busco y no encuentro respuesta . . .

Cuando trato de elevar mis pensamientos al cielo, es tal el vacío que siento que esos mismos pensamientos regresan a mí como cuchillos afilados... lastiman mi alma...
. . .la misma palabra Amor, no significa nada para mí . . .

Me han dicho que Dios vive en mí - y sin embargo, la realidad de la oscuridad y la frialdad y el vacío que me rodea es tan grande que nada toca mi alma...

“Dios mío, ¡qué doloroso es este dolor desconocido!"

Increíblemente, la Madre Teresa vivió en un desierto espiritual, sintiéndose rechazada por Dios.

Abandonada por Él en medio de la más grande oscuridad, justo en el momento en que el mundo más la aplaudía, más la adulaba, más reconocía sus méritos.

Como una ironía, cuanto mayor era su éxito, y el aplauso público hacia su persona, más abandonada, humillada y desesperada ella se sentía.

Y cuanto más lo hacía, más entendía que la mayor pobreza que sus abandonados sentían era la falta de amor.

Y tanto como sus cuidados muchas veces sin esperanza a los cuerpos lacerados y moribundos, ella prodigaba su mano amorosa, su sonrisa cariñosa, el amor misericordioso de Cristo, prodigándose hacia tantos Cristos sufrientes.


LAS MISIONERAS DE LA CARIDAD EN EL MUNDO


Misioneras de la caridad


Pero Dios aprobaba esa misión abnegada y sacrificada a favor de sus hijos más sufrientes.

En una época de sequedad y falta de vocaciones, una gran cantidad de jóvenes deseaban unirse a la causa y dejaban todo con ese fin.

Entrar en las Misioneras de la Caridad significaba abandonar las compensaciones del mundo, para hacerse cargo de lo que ese mundo rechazaba y alejaba de sí.

Una Misionera de la Caridad, al entrar, sabía que no le estaría permitido recibir regalos, ni visitas familiares o de otro tipo.

Que tendría tres saris, uno para usar, otro para lavar y el tercero puesto a secar.

Dos mudas de ropa interior confeccionadas con costales, a los que sería necesario lavar diez veces antes de que pudieran ser utilizados.

Un par de sandalias, una cuchara de metal, un plato, una jofaina, una esterilla de paja, un crucifijo y una Biblia sería todo su bagaje personal.

Los abrigos pertenecían a la comunidad y no les estaba permitido usar medias, ni aún en la nieve.

Toda la ropa debía lavarse a mano y nunca se aceptaron las muchas donaciones de lavarropas que les fueron ofrecidos.


LUCHAS, FRUTOS Y LÁGRIMAS

Junto con la multiplicación de las casas en los diferentes países, aumentaron sus luchas para dignificar a los intocables, rechazados por la sociedad hindú.

A los que, a pesar de haber sido bautizados, las propias clases altas católicas obligaban a permanecer de pie en el fondo de los templos.

A pesar de su transparencia espiritual, su vida estuvo rodeada de contradicciones.

Su misión debía llevarla a tratar de conseguir fondos de donde fuera.

Acusada de poner la caridad por encima de las luchas por la justicia, “devorada por la urgencia del socorro inmediato” ella respondía:

“A mí no me interesan las estructuras sociales, no tengo tiempo para pensar en grandes programas, nuestra misión es el hombre individual que nos necesita ahora”.

Con el paso de los años aumentaron sin cesar sus casas y sus obras y la Madre Teresa alcanzó un renombre mundial.

Sin ella pedirlo, o esperarlo siquiera, empezaron a llover premios y condecoraciones.

La culminación de todos los honores fue el premio Nobel de la Paz que le fue otorgado en 1979 y cuyo monto destinó para sus obras de misericordia.


Madre Teresa recibiendo el premio nobel de la paz


Al recibir el Premio, sólo dijo:

“Personalmente, no lo merezco.
Sólo he procurado ser una gota de esperanza en un océano de sufrimiento.
Pero si esta gota no existiese, el mar la echaría en falta”.    
     
Convertida en una estrella, agasajada por príncipes y banqueros, reyes y gobernantes, Papas y artistas, la Madre Teresa se convirtió en el símbolo por excelencia de una santa viva, ante la cual se inclinó hasta el mismísimo Juan Pablo II.


Madre Teresa y el papa


LA MUERTE Y EL RECONOCIMIENTO DE LA IGLESIA

A pesar de la certeza de que su obra había crecido milagrosamente y de que sus hijas atendían a “los más pobres entre los pobres” en muchos países, sus últimos años no fueron fáciles.


Madre Teresa y el Papa


No sólo por los extremos sufrimientos de sus dolencias, sino por la pena que le generó el rodaje de una película sobre su vida, realizada para la televisión, proyecto al cual ella en un principio había dado su aprobación, pero luego la retiró.

A pesar de lo cual, y contrariando su voluntad, el proyecto continuó, lo cual fue motivo, según afirmaron sus más próximos, de que se sintiese “muy contrariada”.

El 5 de septiembre de 1997, la vida terrena de Madre Teresa llegó a su fin.

El Gobierno de India le concedió el honor de celebrar un funeral de estado.

Y su cuerpo fue enterrado en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad.

Su tumba se convirtió rápidamente en un lugar de peregrinación y oración para gente de fe y de extracción social diversa (ricos y pobres indistintamente).

Aunque ella había delegado en una de sus hijas la dirección de la obra, siguió siendo siempre la madre espiritual de todas.

Al fallecer de un paro cardíaco, una estela de dolor recorrió el mundo, recientemente apenado por otra muerte, la de la princesa Diana de Gales.

Con la cual se había encontrado en varias oportunidades, para coincidir en un mismo deseo de asistir a los que más necesitaban ayuda.

Contaba 87 años de edad.


BEATIFICADA POR JUAN PABLO II Y CANONIZADA POR FRANCISCO

Menos de dos años después de su muerte y a causa de lo extendido de su fama de santidad y de los favores que se le atribuían, el Papa Juan Pablo II permitió la apertura de su Causa de Canonización.

El 20 de diciembre del 2002 el mismo Papa aprobó los decretos sobre la heroicidad de las virtudes y sobre el milagro obtenido por intercesión de Madre Teresa.

El 4 de septiembre de 2016, en medio del Año de la Misericordia, el papa Francisco canoniza a la Madre Teresa.


LOS MILAGROS

Durante su propia vida, la luz espiritual que trasuntaba la Madre Teresa cambió la vida de mucha gente, junto con su ejemplo de abnegación y su carisma de increíble bondad.

Corazones endurecidos se ablandaron, gente que hacía tiempo no rezaba volvió a hacerlo, manos vacías se llenaron con gestos de amor.

Pero la Congregación para la Causa de los Santos exige una curación milagrosa comprobada científicamente, y obtenida por su intercesión.

En este sentido, el Vaticano estudió y aprobó el caso de un hombre brasileño inesperada e inexplicablemente curado de ocho abscesos cerebrales.

Dicho milagro se produjo en el año 2008 en la ciudad de Santos, Brasil.

El padre Elmiram Ferreira, gran devoto de la Madre Teresa, que acompañó todo este doloroso proceso, dio a la familia una oración para pedir su intercesión.

Él mismo relató que:

“La Madre Teresa se convirtió en el consuelo y la fortaleza de la familia durante ese largo tiempo.

Así que cuando su completa recuperación se verificó sin que los médicos pudieran explicarla, entendí que allí estaba la mano de la Beata.”

Ese milagro no elimina la posibilidad de otros que puedan sumarse, por lo que será bueno dirigirse al Señor para obtener de Él alguna gracia, por intercesión de la Bendita Madre Teresa.

Sería bueno también, no olvidar las muchas enseñanzas que nos dejó.

“La vida sin amor no vale nada; la justicia sin amor te hace duro, la inteligencia sin amor te hace cruel, la amabilidad sin amor te hace hipócrita, la fe sin amor te hace fanático.”


“Ama hasta que te duela.

Si te duele es buena señal”

“El fruto del silencio es la oración.

El fruto de la oración es la fe.

El fruto de la fe es el amor.

El fruto del amor es el servicio.

El fruto del servicio es la paz”.

 Seguinos en Instagran: Madre teresa con niño en brazos
Seguinos en Instagram: 
https://www.instagram.com/yoamoaxto/


Fuentes:

http://www.proverbia.net
http://www.buscabiografias.com
http://rincondelvago.com
http://www.gibralfaro.uma.es
http://www.raicesuruguay.com
http://forosdelavirgen.org