Todo sobre la Medalla de San Benito, para Protección contra
el Mal
San Benito, el Patrón de Europa nos legó su Regla para la
Vida Monástica y la Medalla como protección contra el mal. Esta medalla es muy estimada por la Iglesia.
Ha sido dado a los que están afligidos o
acosados espiritualmente y ha tenido efectos maravillosos.
LA HISTORIA DE SAN BENITO
San Benito de Nursia, Italia (AD 480-543), hermano gemelo de
Santa Escolástica, es considerado como el padre del monacato occidental.
Y la “Regla de San Benito” vino a ser la base de la
organización para muchas órdenes religiosas (la propia Orden tiene su base en
Monte Cassino, Italia, a unos 80 kilómetros al sur de Roma).
Benito nació en Nursia. Fundó monasterios en Subiaco y sus
alrededores y luego en Monte Cassino.
Enseñó a sus discípulos a cantar las alabanzas a Dios en la
Liturgia de las Horas.
A tomar como guía el Evangelio, a trabajar cuidando todo lo
que hay en la creación como “vasos sagrados del altar”, a vivir en el amor y el
servicio mutuo y a responder a las necesidades del pueblo de Dios.
Para comprender el simbolismo de la Medalla, debes saber del siguiente evento sobre la vida de San Benito.
San Benito era famoso por su santidad.
Había estado viviendo como un ermitaño en una cueva durante
tres años. Hasta que una comunidad religiosa llegó hasta él después de la
muerte de su abad y le pidió a Benito tomar su relevo.
Algunos de los más perezosos y disolutos monjes lo querían
fuera, por lo que conspiraron para envenenar su pan y vino.
Místicamente advertido de la traición, Benito hizo la señal
de la cruz sobre la comida y el plan fue frustrado.
En su bendición, la copa de vino quedó destrozada y mandó a los dos cuervos, que siempre lo acompañaban, para
que se llevaran el pan envenenado y lo depositaran en un lugar donde no podía
hacer daño a nadie.
EL LEGADO DE SAN BENITO
La sola presencia de sus monjes en sus monasterios se
convirtió en un factor de estabilización y de civilización, sin importar donde
se plantaran.
Fue a partir de estos centros de gran aprendizaje y oración
que los monjes y monjas se dedicaban a su celoso trabajo de evangelizar.
“Munich” es la palabra alemana para “monje”.
“Mónaco” en la
Riviera francesa, es la palabra italiana para “monje”.
Casi todos estos monasterios alojaron escuelas para los más
jóvenes.
Muchas de estas escuelas se convirtieron en las primeras universidades del mundo.
Su gran legado fuer la Regla para la vida monástica y la Medalla.
EL LEGADO DE LA REGLA DE VIDA MONÁSTICA
En la época en que San Benito fundó sus monasterios, Europa
estaba atacada internamente por la corrupción y la inmoralidad proveniente de
la desintegración de Imperio Romano Y atacado por la invasión de los bárbaros desde el exterior.
De modo que San Benito creo una regla para la vida
monástica que implicaba la autosuficiencia del monasterio.
Consideraba que el exterior del monasterio era malo
desde el punto de vista material y espiritual.
El centro de la actividad monástica expresada en la Regla
era la búsqueda de Dios y por lo tanto ordena la conducta hacia
ese fin último.
Sus principales postulados son el la Pax (paz) y Ora et
labora (ora y trabaja).
La vida en común para Benedicto era la forma en que se iba a
manifestar la vida espiritual, a partir de la paciencia, la obediencia y el
respeto.
La máxima “ora et labora” parte de la base que la ociosidad
es el enemigo del alma y que la fe y las obras siempre van juntas.
Además que la oración es la obra de Dios que viene al
principio de todo.
Y la máxima de la “Pax” implica estimar el silencio y la
armonía en la relación interna, cultivando la paciencia.
La regla benedictina, que hoy es sinónimo de monaquismo
occidental, se supone que la escribió alrededor del año 530 en Subiaco, Italia.
Refleja la experiencia de muchos años de monaquismo de
Benito, primero en Egipto y luego en Europa.
Responde a la madura experiencia de Benito y a una prueba a
fondo del gobierno monástico.
La regla tiene 73 capítulos qué tratan desde los deberes del
Abad hasta el culto a Dios, la disciplina y la administración interna del
monasterio.
El lector de la regla se sorprenderá por la moderación y
razonabilidad de sus demandas y la aguda comprensión de las debilidades
humanas.
Allí no se encuentra un ascetismo a ultranza sino
regulaciones sobrias de sentido común.
La regla fue escrita para guiar comunidades autónomas, cómo
siguen siendo hoy los monasterios benedictinos.
No había una intención de crear una congregación.
La vida monástica se organiza a través del Horarium, que
comienza a la medianoche con el oficio de los maitines y sigue con el laudes a
las 3:00 am.
Estos oficios se hacían con luz mínima e implicaban que los
monjes memorizaran el texto.
LOS ORÍGENES ANTIGUOS DE LA MEDALLA
Es dudoso cuando se originó la Medalla de San Benito.
Dice la historia que durante un juicio por brujería en Natternberg cerca de la
abadía de Metten en Baviera en el año 1647, las mujeres acusadas declararon que
no tenían ningún poder sobre Metten, que estaba bajo la protección de la cruz.
La investigación descubrió una serie de cruces pintadas,
rodeadas por las letras que se encuentran ahora en la medalla benedictina.
Que fueron encontradas en las paredes de la abadía, pero su
significado había sido olvidado.
Por último, en un viejo manuscrito, escrito en 1415, se
encontró un cuadro que representa a San Benito sosteniendo en una mano un
bastón que termina en una cruz, y un pergamino en la otra.
Estaban escritas por completo las palabras de las cuales las
misteriosas letras eran las iniciales.
Originalmente, la medalla tenía la forma de una cruz.
Y la tradición católica enseña que Bruno de
Egisheim-Dagsburg, el futuro Papa León IX, cuando era un joven benedictino,
casi murió de una mordedura de serpiente.
Él atribuyó su eventual recuperación a la cruz benedictina.
Estaba demacrado e incluso perdió la capacidad de hablar, y
la mayoría de la gente se dio por vencida.
Fue entonces cuando Bruno recibió una visión de una escalera
luminosa que alcanzaba al cielo.
Tras la escalera, vio a San Benito con una cruz radiante con
la que tocó a Bruno para curarlo al instante.
La aparición desapareció rápidamente.
Cuando se convirtió en Papa en el año 1049, León IX la
rediseñó como una medalla a las que atribuyó bendiciones e indulgencias.
La medalla de uso corriente es la Medalla de Jubileo
diseñada por el monje Desiderio Lenz, de la Escuela de Arte de Beuron.
EL FRENTE
Un lado de la medalla lleva la imagen de San Benito, con una
cruz en la mano derecha y la Santa Regla en la izquierda.
De un lado de la imagen está una taza, por el otro, un
cuervo, y por encima de la copa y el cuervo están inscritas las palabras: “Crux
Sancti Patris Benedicti” (Cruz del Santo Padre Benito).
En el margen de la medalla se representa la leyenda “Ejus en
obitu nostro praesentia muniamus” (Permite que en nuestra muerte, ser
fortalecido por su presencia).
EL REVERSO
En la parte superior de la cruz, por lo general se encuentra
la palabra Pax (paz) o el monograma IHS (Jesús).
El reverso de la medalla lleva una cruz con las letras
iniciales de las palabras: “Crux Sacra Sit Mihi Lux” (La Santa Cruz sea mi
luz), escrito hacia abajo en la barra perpendicular.
Las letras iniciales de las palabras: “Non Draco Sit Mihi
Dux “ (No permitas que el dragón sea mi guía), en la barra horizontal.
Y las letras iniciales de “Crux Sancti Patris Benedicti” (La cruz de San Benito) en
los ángulos de la cruz.
Alrededor del margen están las letras iniciales del dístico:
“Vade retro Satana, Nunquam Suade Mihi Vana – Sunt Mala Quae Libas, Ipse Venena
Bibas” (Vete, Satanás, no me sugieras tus vanidades – mal están las cosas que
tú pretendes, bebe tú, tu propio veneno).
LA HISTORIA DE LA MEDALLA DEL JUBILEO
La medalla que acabamos de describir es la medalla llamada
del jubileo, que llamó la atención por primera vez en 1880, para conmemorar el
catorce centenario del nacimiento de San Benito.
La Archiabadía de Monte Cassino tiene el derecho exclusivo
de esta medalla.
La medalla de San Benito ordinaria por lo general difiere de
la anterior en la omisión de las palabras “ejus en obitu etc”, y en algunos
detalles sin importancia.
La diseñó el monje Desiderio Lenz, de la Escuela de Arte de
Beuron en 1880 para el 1400º aniversario del nacimiento de San Benito, bajo la
supervisión del prior de Monte Cassino, Rev. Bonifacio Krug (1838-1909) de
Monte Cassino, Italia.
A Monte Cassino se le dio el derecho exclusivo de esta
medalla, con la que se adjuntaron indulgencias especiales.
La Medalla del Jubileo fue producida por primera vez en la
Archiabadía de San Martín, Beuron, Alemania, a petición del Prior Bonifacio,
que era natural de Baltimore y originalmente un monje de la Archiabadía San
Vicente, Latrobe, Pennsylvania, hasta que fue elegido para convertirse en
Archiabad de Monte Cassino.
Una vez en Alemania, las medallas fueron repartidas en
Europa y el mundo.
Ellas fueron aprobados por primera vez por Benedicto XIV el
23 de diciembre 1741 y 12 de marzo de 1742.
San Vicente de Paul tenía una fuerte devoción a este
sacramental y pidió a sus Hermanas de la Caridad que fijaran la medalla a sus
cuentas del rosario, la que sigue siendo una costumbre común hoy en día.
LA PROTECCIÓN DE LA MEDALLA
Según Dom Guéranger, la medalla se considera eficaz para:
.- Proteger a las personas que son tentadas, engañadas o
atormentadas por espíritus malignos
.- Destrucción de los efectos de la brujería y todas las demás
influencias diabólicas;
.- Obtención de la conversión de los pecadores, sobre todo
cuando están en peligro de muerte;
.- Pedir por la paz sanidad interior / espiritual;
.- Pedir por la paz entre individuos o entre las naciones del
mundo;
.- Curar aflicciones corporales, especialmente como protección
contra las enfermedades contagiosas;
.- Curación de las personas que sufren de heridas o
enfermedades;
.- Protección contra las tormentas y relámpagos;
.- Proteger a los niños de las pesadillas;
.- Protección de una madre y sus hijos durante el parto;
.- Protección de los animales infectados con la peste u otras
enfermedades;
.- Protección de campos infestados por insectos nocivos;
.- Protección o para contrarrestar los efectos del veneno;
.- Quienes lleven la medalla de San Benito, como un sacramental
que es, a la hora de la muerte serán protegidos de todo mal siempre que se
encomienden al Padre Celestial, se confiesen y reciban la comunión o al menos
invoquen el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento.
CÓMO USAR LA MEDALLA DE SAN BENITO
En una cadena alrededor del cuello;
. adjunta a un rosario;
. en el bolsillo o en el bolso;
. colocada en tu coche o en casa;
. situada en los cimientos de un edificio;
. situada en el centro de una cruz.
¡Pero ten cuidado!
El uso de cualquier artículo religioso es concebido como un
medio de recordar a Dios, y de inspirar la voluntad y el deseo de servir a Dios
y al prójimo.
No es considerado como un amuleto de buena suerte o un
dispositivo mágico.
No es talismán o un objeto encantado para traer la “buena
suerte” o repeler el mal, ya que sería una blasfemia.
La medalla no tiene capacidad mágica intrínseca, porque todo
el poder en el universo está en manos de Dios y no se encuentra en otros
lugares.
Para que tenga efecto debe estar bendecida y es fuente de
Gracias cuando se piden, rezándole a San Benito, las oraciones que publicamos
más abajo.
BENDICIÓN DE LA MEDALLA DE SAN BENITO
Según el Monasterio Benedictino de la Santa Cruz, las
medallas de San Benito pueden ser bendecidas por cualquier sacerdote, no
necesariamente un benedictino.
Así se desprende de la instrucción dictada en tal sentido
por la Iglesia de Roma el 26 de Septiembre de 1964.
Si el sacerdote al que tu acudas con la medalla para que la
bendiga no conoce —es raro que suceda—
la siguiente fórmula específica para dicha bendición.
Basta con que la imprimas y se la lleves tu mismo, porque de
ninguna manera tal sacerdote puede negarse.
Bendición y Exorcismo de la medalla de San Benito
Exorcismo
Oficiante: Nuestra ayuda nos viene del Señor.
Portador de la medalla: Que hizo el cielo y la tierra.
O: El Señor esté contigo.
P: Y con tu espíritu.
O: Yo exorcizo esta medalla por Dios Padre + Todopoderoso,
que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene.
Que todo el poder del enemigo, todas las fuerzas y asaltos
del demonio, toda tentación diabólica, sean destruidos y expulsados de esta
medalla.
Que aquellos que la usen gocen de salud del alma y del
cuerpo.
En nombre de Dios Padre omnipotente y de Jesucristo, su Hijo
y Señor Nuestro y del Espíritu Santo paráclito y en el amor del mismo nuestro
Señor Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos por
medio del fuego.
P: Amén.
Bendición
O: Señor, escucha mi oración.
P: Y llegue a ti mi clamor.
O: El Señor esté contigo.
P: Y con tu espíritu.
Oración
O: Oremos. Dios Todopoderoso, dispensador de todos los
bienes, te suplicamos que, por la intercesión de san Benito, bendigas esta
medalla a fin de que el que la use y practique buenas obras, merezca obtener la
salud del alma y del cuerpo, la gracia de santificarse y las indulgencias que
nos son concedidas.
Que pueda, con el auxilio de tu misericordia, rechazar todas
las acechanzas y engaños del demonio y presentarse, un día, santo e inmaculado
ante tu presencia.
P: Amén.
Seguidamente, el oficiante rocía la medalla con agua
bendita.
LA CRUZ DE LA BUENA MUERTE
Este crucifijo es conocido como “La Cruz de la Buena
Muerte”, no sólo debido a las propiedades exorcísticas de la medalla y la
imagen del Cuerpo de Cristo, sino también por el patrocinio especial de San
Benito basada en su muerte.
El Papa San Gregorio Magno (AD ca 540-604) describe su
muerte en su diálogo:
Seis días antes de dejar este mundo él dio órdenes para que
su sepulcro se abriera, y al instante cayó en una fiebre intermitente, que lo
quemaba.
Y cuando ya la enfermedad aumentaba día a día, en el sexto
día mandó a sus monjes llevarlo al oratorio, donde recibió el Cuerpo y la
Sangre de Cristo nuestro Salvador.
Y su débil cuerpo después de haber sostenido en las manos de
sus discípulos, se levantó con sus propias manos y las levantó hasta el cielo,
y como estaba en modo orante, entregó su espíritu.
La indulgencia plenaria se concederá en las condiciones
habituales para alguien que, en la hora de su muerte, bese, acaricie, o haga
otra reverencia al crucifijo, y encomiende su alma a Dios.
ORACIONES A SAN BENITO
CORONILLA DE SAN BENITO
La Corona de San Benito es muy fácil de rezar.
Se comienza rezando el Credo, seguido por tres cortas
jaculatorias tomadas de la Medalla de San Benito.
Cada jaculatoria se dice tres veces y al final se acompaña
de un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Se finaliza con una oración, unas letanías a San Benito y
otra oración final de intercesión y de petición de una gracia o favor.
CREDO
Creo en Dios Padre, Todopoderoso, creador del cielo y de la
tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia
Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección
de la carne y la vida eterna. Amén.
JACULATORIAS DE LA MEDALLA DE SAN BENITO
¡Que la Santa Cruz sea mi Luz,
y que el demonio no sea mi guía! [Tres veces] Padre Nuestro,
Ave María, Gloria.
¡Retrocede, Satanás,
no me persuadirás de cosas vanas! [Tres veces] Padre
Nuestro, Ave María, Gloria.
Lo que me presentes, será inútil…
¡bebe tú mismo de tu propio veneno! [Tres veces] Padre
Nuestro, Ave María, Gloria.
ORACIÓN
Padre Eterno, en unión con tu Divino Hijo y el Espíritu
Santo, y a través del Inmaculado Corazón de María, yo te suplico que destruyas
el poder de tus más grandes enemigos: los espíritus malignos. Arrójalos a lo
más profundo del infierno y déjalos ahí por toda la eternidad.
Oh! Padre Eterno, concédenos el Reino del Corazón de Jesús y
del Inmaculado Corazón de María. Yo repetiré esta oración por puro amor, con
cada latido de mi corazón y en cada uno de mis suspiros. Amén.
(Si se deseas, se puede rezar también una Salve).
LETANÍAS DE SAN BENITO
Señor Ten piedad……Señor Ten piedad.
Cristo Ten piedad……Cristo Ten piedad.
Señor Ten piedad……Señor Ten piedad.
Cristo, Ten piedad……Cristo Ten piedad.
Cristo escúchanos……Cristo escúchanos.
Padre del Cielo Dios……Ten piedad de nosotros
Hijo Redentor del mundo……Ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo Dios……Ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad Único Dios……Ten piedad de nosotros.
Santa María ……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Gloria de los Patriarcas……Ruega por nosotros.
Cumplidor de su Santa Regla……Ruega por nosotros.
Retrato de todas las virtudes……Ruega por nosotros.
Ejemplo de perfección……Ruega por nosotros.
Perla de santidad……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Sol que reluce en la Iglesia de Cristo……Ruega por nosotros.
Estrella que reluce en la Casa de Dios……Ruega por nosotros.
Inspirador de muchos santos……Ruega por nosotros.
Serafín de fuego……Ruega por nosotros.
Querubín transformado……Ruega por nosotros.
Autor de cosas maravillosas……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Dominador de los demonios……Ruega por nosotros.
Modelo de monjes……Ruega por nosotros.
Erradicador de ídolos……Ruega por nosotros.
Honor de los confesores de la fe……Ruega por nosotros.
Consolador de las almas……Ruega por nosotros.
Ayuda en las tribulaciones……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos
Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
satisfácenos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad
de nosotros Señor
ORACIÓN DE PETICIÓN
Te saludamos con filial afecto, Oh glorioso Padre San
Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de
las almas.
¡Oh Patriarca de los monjes!
Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano.
Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos.
Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial
cariño bajo tu amparo y protección.
Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos,
por los pobres, y por nosotros que te somos devotos.
Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya.
Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya.
Aparta de nosotros en aquella hora suprema las acechanzas
del demonio, y aliéntanos con tu dulce presencia.
Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos
[Mencionar tu petición]
Oh! Padre Eterno, te suplico que destruyas el poder de tus
más grandes enemigos: los espíritus malignos.
Arrójalos a lo más profundo del infierno y déjalos ahí para
siempre. Amén.
NOVENA PARA PETICIÓN A SAN BENITO
Se repite por nueve días consecutivos.
Glorioso San Benito, modelo sublime de la virtud, vaso puro
de la Gracia Divina. He aquí que yo humildemente arrodillado a tus pies.
Te imploro en tu misericordia que ores por mí ante el trono
de Dios.
A ti recurro en los peligros que a diario me rodean.
Protégeme contra mi egoísmo y mi indiferencia a Dios y a mi
prójimo. Inspírame para que te imite en todas las cosas.
Que tu bendición esté siempre conmigo, para que yo pueda ver
y servir a Cristo en los demás y trabajar por su Reino.
Obtén amablemente de Dios estos favores y gracias que
necesito tanto en las pruebas, las miserias y aflicciones de la vida.
Tu corazón estaba siempre lleno de amor, compasión y
misericordia para con los que estaban afligidos o preocupados de alguna manera.
Nunca dejaste sin consuelo y asistencia a nadie que
recurriera a ti.
Por lo tanto, invoco tu intercesión poderosa, confiando en
la esperanza de que escucharás mis oraciones y obtendrás para mí la gracia
especial y el favor que sinceramente imploro.
[Mencionar tu petición]
Ayúdame, gran San Benito, vivir y morir como hijo fiel de
Dios, para funcionar en la dulzura de su voluntad amorosa, y alcanzar la
felicidad eterna del cielo. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Nota: Haz una Novena a San Benito y si no obtienes respuesta,
haz otra novena por otros nueve días y si sigue sin haber respuesta haz otra
novena de nueve días más. Sin embargo, si aún no hay respuesta después de 27
días no lo hagas más y ora para descubrir que es lo que realmente Dios quiere
sobre el caso que le pides.
Mira este video en que esta contada toda la historia con
detalle:
https://forosdelavirgen.org/72330/lo-que-se-debe-saber-acerca-de-la-medalla-de-san-benito-2013-11-21/#at_pco=smlwn-1.0&at_si=5d14221c0bc623e0&at_ab=per-2&at_pos=0&at_tot=1