Nuestra Herencia



Nuestra Herencia

Porque sabemos, Señor, que la materia
va perdiendo, poco a poco, su valor,
queremos dejarle como HERENCIA
EL SABER TRANSMITIR UN GRAN AMOR.

Porque sabemos, Señor, que lo superfluo
no subsistir más allá de nuestras vidas
queremos dejarles de recuerdo
EL PODER CONTAGIAR UNA SONRISA

Porque sabemos, Señor, que algún día
a sus vidas llegará el dolor,
queremos dejarle la FORTALEZA
que sólo hallaron desde TU AMOR.

Si alguna vez, Señor, cuando faltemos
necesitan, como hoy, de un "te comprendo"
que papá o mamá les den un beso,
un consejo, o sentir que los queremos,
cuando llegue, Señor, ese momento,
recordales lo mucho compartido
y, unidos en un mismo sentimiento,
sepan ser apoyo, abrazo, amigo.

Esto es, hijos, NUESTRA HERENCIA...
No tenemos más tesoros para darles
que el haber intentado ser PRESENCIA
COMPARTIENDO EL AMOR día tras día
y ese Dios, Señor Nuestro, tan amado
COMO ÚNICA Y ETERNA COMPAÑÍA.

Amén






Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé


Se le llama “Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé”, “Virgencita de Caacupé”, “Virgen de los Milagros de Caacupé”, “Virgen Azul de Paraguay” o, sencillamente, “María de Caacupé”.

Imagen de la Virgen de Caacupé


HISTORIA SOBRE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN QUE DIÓ ORIGEN A LA DEVOCIÓN EN CAACUPÉ

Cuenta la leyenda que un indígena cristiano había ido hacia las selvas del valle Ytú, para la búsqueda de alimentos y madera.

Era un indio guaraní, converso de la misión franciscana de Tobatí, y se encontraba en grave peligro de muerte.

Estaba rodeado por los fieros Mbayaes, tribu que no ha querido aceptar la fe cristiana y se ha declarado acérrima enemiga de los conversos.

Entonces, cuenta la leyenda que la imagen de la Virgen María se le apareció y dijo: “Caaguy Cupe-pe”, que traducido significa “detrás de la yerba”..

En alusión a la yerba mate, infusión a la que se atribuyen muchos poderes medicinales.

Y allí detrás encontró un grueso tronco que le ofrece refugio seguro y se escondió, agazapado y tembloroso, pidiéndole amparo a su Madre del Cielo, la Inmaculada, que los buenos frailes le habían enseñado a amar profundamente..

En ese momento promete que tallará, con la madera del árbol protector, una bonita imagen de la Virgen, si es que llega a salir con vida.

Sus perseguidores siguieron de largo sin advertir su presencia, y el indio escultor, agradecido, en cuanto pudo regresar, tomó del árbol la madera que necesitaba para su trabajo.

Del tronco surgieron dos tallas; la mayor fue destinada a la Iglesia de Tobatí y la más pequeña la conservó el indio en su poder, para su devoción personal.

Se dice que brota agua en el sitio preciso de la aparición, y esta agua ayudó a los guaraníes a sobrevivir el calor del mes de diciembre.

Años después la gran inundación que creó el lago de Ypacaray amenazaba con destruir los poblados cercanos y los frailes franciscanos, acompañados de los habitantes de la región, organizaron rogativas pidiendo la tranquilidad de las aguas.

Se cuenta que el Padre Luis de Bolaños bendijo las aguas y éstas retrocedieron hasta sus límites actuales.

Junto con la calma, apareció flotando un maletín sellado que encerraba en su interior una imagen de la Virgen, que fue reconocida por los presentes como la misma que el indio tallara años atrás.
Desde entonces el pueblo la llamó la “Virgen de los Milagros”.

Luego, el indio escultor se instala con su familia en esos valles, con la seguridad que la Virgen María siempre lo cuidara.

Construyó un humilde oratorio, y este a su vez, como un imán atraía pobladores en su entorno, constituyéndose un poblado conocido primeramente como los ytuenses.

Por el 1765, la zona ya era conocida como el valle de Caacupé, costumbre que iba arraigándose.

El 4 de abril de 1770, se toma como referencia la fundación de Caacupé.

La historia no ha recogido datos de la imagen mayor, que se supone saqueada por los salvajes Mbayaes.

Tampoco se supo más de aquel indiecito guaraní y cristiano, pero aunque nunca sepamos a quien deben la fe y la iglesia esa obra de inspiración divina, nuestra fe nos dice que ya está desde hace tiempo compartiendo con nuestra Madre Celestial…..

EL SANTUARIO DE CAACUPÉ

Imagen de la Virgen dentro del santuario


La devoción a la Inmaculada Concepción de María se remonta al tiempo de creación del Valle de Caacupé, en torno a la pequeña capilla, que fue erigida en honor de esta advocación mariana, allá por el año 1769.

En 1945 comenzó la construcción del templo actual que guarda la imagen de la Virgen de los Milagros de Caacupé desde 1980.

Detrás del altar está la imagen de Nuestra Señora de Caacupé, a su derecha San José con el Niño y a la izquierda San Roque González de Santa Cruz, jesuita, el primer santo paraguayo canonizado.
En la Basílica hay un mirador.

Al subir por las escaleras, a los costados hay una serie de pinturas que van mostrando distintos momentos de la historia de la Virgen de Caacupé.

LAS FIESTAS

La multitud fuera del santuario


Durante los primeros siete días del mes tienen lugar ceremonias religiosas, como la oración del rosario que, a las 5 de la tarde, se realiza en las calles de Caacupé..

En esta ocasión, los devotos se bautizan unos a otros con agua de la fuente mágica, de la que aún brota un surtidor, a fin de purificarse para el festival.

Las festividades traen consigo mercados improvisados, donde se venden cerámicas y artesanías de “Ao Po’í” (tejido típico llamado así por su semejanza con la tela de araña), así como ferias en las calles, con juegos y carruseles.

El aire se llena del delicioso aroma de los platos típicos que se preparan para la ocasión, como sopa paraguaya y chipa.

Día y noche se realizan misas, en español y en guaraní, y los salones para orar y meditar.
El 8 de diciembre es feriado nacional en Paraguay.

La misa principal se efectúa en la magnífica Basílica de Nuestra Señora de los Milagros, una impresionante estructura con el techo de cobre y una explanada de piedras multicolores, ubicada en el centro de la ciudad.

Aquí se encuentra la estatua de la imagen venerada, y tiene lugar la mayor concentración de personas que asisten al festival.

La misa comienza tradicionalmente a las 10 de la mañana.

El Presidente del Paraguay, junto a varios de sus ministros, asiste por tradición a la ciudad a presenciar sus respetos.

Después de la misa, la imagen de la Virgen es colocada sobre un estrado que luego es llevado en andas por la ciudad por el Presidente y tres de sus ministros.

La procesión, de aproximadamente una hora, es seguida por otras alabanzas y una cena tradicional de las familias.

Entretanto, los fieles entonan himnos y piden la bendición de la Virgen, mientras sostienen frascos llenos del agua que mana de la fuente sagrada, y que durante todo el año usan para su bendición y la de sus hijos.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE CAACUPÉ

“Santísima Madre de Dios y madre nuestra, desde vuestro Santuario de Caacupé cubrid con vuestro manto protector a vuestros devotos y a todo el Paraguay.

Interceded por nuestros padres y bienhechores, por los desvalidos y todos los necesitados de perdón y misericordia.

Proteged a nuestra Santa Madre la Iglesia y alcazad luz a los magistrados para que hagan justicia y haya paz entre los hombres.

Después de la gracia particular que os pedimos, alcanzadnos también la gracia mayor de perseverar en nuestra Fe y en vuestro Amor, para así merecer la realización de la promesa que Nuestro Señor Jesucristo nos hiciera cuando dijo: “El que persevere hasta el fin se Salvará.”

A Vos pues, Madre querida, clamamos para que nos obtengáis tan singular favor. Amén.”

(Pídase la gracia particular).

Fuente: https://forosdelavirgen.org